Nanolife es el resultado de un desarrollo científico que convierte un residuo alimenticio, como cáscaras de naranja, en un agente de limpieza mil veces más pequeño. Conoce sus productos e historia.
Durante la pandemia, la start-up chilena Deysa Care se posicionó como el mayor fabricante de mascarillas a nivel nacional, creando una disruptiva versión autodesinfectante a partir de nanotecnología.
Fue esa innovación la que los motivó a abrir su propio laboratorio de nanociencia para dar vida a nuevas soluciones.
Así nació Nanolife, una completa línea de productos sustentables para limpiar el hogar desarrollados con nanotecnología.
Dentro de sus ventajas se destaca su diminuto agente de limpieza de 96 nanómetros de diámetro, mil veces más pequeño que un grano de arena, a partir del cual se desprende la promesa de sustentabilidad y de efectividad de la marca.
Así lo destacó el CEO de Nanolife, Marcelo Olivares, quien explicó que la visión de estos productos es poder entregar una opción sustentable y efectiva, que además cuida el medio ambiente.
“El tamaño revolucionario de nuestro agente de limpieza logra penetrar todo tipo de manchas más rápido. Al mismo tiempo, nos permite presentarlo en formatos de recarga ultra concentrados, con los que facilitamos y fomentamos la reutilización de las botellas”, señaló.
Productos innovadores
La propuesta incluye cuatro alternativas indispensables para el hogar, desde antigrasas, limpia pisos, desinfectante, multiusos desinfectante y hasta limpia vidrios, los cuales vienen en un innovador formato de recarga diluible.
Es decir, las “Nanorecargas”, que son más pequeñas que la palma de la mano y contienen el producto listo para diluir en agua.
De este modo, se puede obtener en menos de cinco minutos un limpiador con aromas naturales, hipoalergénico y libre de químicos nocivos.
“La nanotecnología ha revolucionado muchas industrias y nosotros queremos hacer un cambio en el mundo de la limpieza con nuestras Nanorecargas, que garantizan mayor efectividad, sustentabilidad y conveniencia”, destacó Olivares.
Así, además de entregar un rendimiento óptimo, Nanolife representa una propuesta de sustentabilidad circular desde la fabricación hasta su consumo.
“Producir formatos compactos nos permite desplazar menos volumen y peso y hacerlo en Chile significa recorrer menores distancias. Junto con eso, fabricamos localmente botellas diseñadas para ser reutilizadas por hasta dos años, ayudando a erradicar los plásticos de un solo uso”, explicó Olivares.
Detrás de estos desarrollos está el trabajo de un equipo de científicos e ingenieros chilenos que conforman Nanolab Deysa, un espacio orientado a reformular la química de artículos de uso cotidiano a través de la ciencia y la nanotecnología.
“Nos enorgullece que sea talento local el responsable de esta innovación. Trabajar con nanotecnología nos ha abierto un mundo de posibilidades, permitiéndonos lograr resultados asombrosos”, puntualizó Olivares.
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