Las mareas rojas, también conocidas como floraciones algales nocivas (FANs), son proliferaciones explosivas de microalgas que, bajo ciertas condiciones ambientales, pueden teñir el agua y liberar toxinas perjudiciales para la salud humana, los ecosistemas marinos y las actividades económicas costeras.
Aunque el nombre popular alude al color rojo, estas floraciones no siempre provocan un cambio visible en la tonalidad del agua y pueden clasificarse por la especie causante y el tipo de toxina liberada.
Principales organismos implicados
Entre los grupos más frecuentes están los dinoflagelados (e.g., Alexandrium, Karenia), responsables de toxinas paralizantes (PSP) y neurotóxicas (NSP), y las diatomeas (e.g., Pseudo-nitzschia), productoras de ácido domoico, causante del síndrome amnésico por moluscos (ASP).
Causas y factores desencadenantes
Nutrientes y eutrofización
El aporte excesivo de nutrientes, especialmente nitrógeno y fósforo procedentes de la agricultura y aguas residuales, favorece el crecimiento descontrolado de fitoplancton, desencadenando episodios de marea roja.
Temperatura y cambio climático
El aumento de la temperatura del mar, vinculado al cambio climático, acelera el metabolismo de las microalgas y extiende la temporada de florecimientos en muchas regiones costeras. Un estudio reciente en la industria del mejillón en Chile demuestra cómo las variaciones climáticas incrementan la frecuencia y duración de estos episodios, afectando gravemente la acuicultura local.
Otros factores ambientales
Factores oceanográficos como la estratificación de la columna de agua, la salinidad y la radiación solar también modulan la aparición de FANs, al crear condiciones óptimas para la proliferación de ciertas especies algales.
(Foto: Wikimedia Commons)
Impactos de las mareas rojas
Salud humana
Las toxinas producidas por las algas pueden bioacumularse en bivalvos y peces filtradores, provocando intoxicaciones paralizantes, diarreicas y amnésicas en quienes consumen mariscos contaminados. En casos graves, se han documentado neuro-parálisis y fallo respiratorio que pueden ser mortales sin atención médica oportuna.
Ecosistemas marinos
Las mareas rojas afectan la cadena trófica al causar mortandades masivas de peces, moluscos y otros organismos filtradores, alterando el equilibrio de los ecosistemas costeros y reduciendo la biodiversidad local.
Economía costera
La clausura preventiva de bancos de mariscos y playas implica pérdidas millonarias para la pesca y el turismo. En Galicia, España, las mareas rojas han provocado cierres prolongados de las rías, generando perjuicios económicos significativos en el sector acuícola.
Detección y monitorización
Monitoreo satelital
Agencias de investigación utilizan imágenes de satélite (e.g., Sentinel-2) para detectar cambios en la coloración del agua y cuantificar floraciones algales a gran escala.
Sistemas de alerta temprana
Proyectos en Costa Rica emplean satélites junto con datos de campo en tiempo casi real, permitiendo emitir alertas que minimicen el impacto en comunidades costeras y sectores productivos.
Modelos predictivos
El mapeo de parámetros oceanográficos y meteorológicos alimenta modelos matemáticos que anticipan episodios de mareas rojas con varios días de antelación, facilitando la toma de decisiones en la gestión costera.
Prevención y mitigación
Buenas prácticas sanitarias
Las autoridades sanitarias recomiendan consumir mariscos solo de zonas autorizadas y respetar los límites de captura establecidos tras análisis de toxinas. La cocción no elimina las toxinas, por lo que el filtrado y la vigilancia continua son esenciales.
Estrategias de control
-Control biológico: Uso de organismos filtradores naturales (copépodos, ciliados) y agentes patógenos específicos, aunque su aplicación a gran escala enfrenta retos logísticos.
-Control físico: Técnicas como floculación con arcillas (e.g., montmorillonita) para sedimentar células algales, con estudios en curso sobre su impacto ambiental.
-Control químico: Aplicación de alguicidas selectivos con alta eficacia y bajo impacto colateral, aún en fase experimental.
Proyectos recientes en Chile y Costa Rica se centran en integrar tecnología digital, inteligencia artificial y sensorización remota para optimizar la detección y predicción de FANs, así como en desarrollar bioproductos que neutralicen toxinas específicas sin dañar el ecosistema marino.