El Global Waste Management Outlook 2024, elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y la International Solid Waste Association (ISWA), sentencia que si seguimos manejando la basura como hasta ahora, al 2050 habrá un 56% más de basura en el mundo, pasando desde las 2.100 millones de 2020 a 3.800 millones de toneladas en menos de una generación. Y una buena parte, sin control.
En 2020, el 38% de todos los residuos sólidos urbanos (RSU), 810 millones de toneladas, no tenían control: se arrojaron al medio ambiente o se quemaron. «Para 2050 esta cifra casi se duplicará hasta alcanzar 1.600 millones de toneladas , lo que contribuirá al cambio climático, la contaminación marina por plástico y efectos adversos para la salud», sentencia el estudio.
Se espera que el mayor crecimiento se produzca en economías de rápido crecimiento, que ya están superando su capacidad para gestionarlos.
Capacidad instalada de los Pequeños Medios de Generación Distribuida aumentó casi un 8%
Los costos
La cantidad gastada en la gestión RSU a nivel mundial, incluida la recolección, el reciclaje, la recuperación de energía y la eliminación, fue de US$ 252 mil millones de dólares en 2020, sin incluir los costos indirectos, que, según el documento, podrían llegar a US$ 243 mil millones al año.
«Si se consideran los costos directos y ocultos de los residuos y los beneficios del reciclaje, el verdadero valor anual global de los RSU en 2020 fue de US$ 361 mil millones», revela el informe.
El análisis vaticina que «un enfoque de economía circular es la única manera de hacer asequible la gestión de residuos». Si nada cambia, al 2050 el mundo deberá gastar en adminstrar la basura US$ 640.300 millones a nivel mundial, incluidos US$ 443 mil millones en externalidades.
Advierte que la economía ciruclar podría generar una ganancia neta total anual proyectada de US$ 108 mil millones, evitando residuos, prácticas comerciales sostenibles y una buena gestión.
Camino al progreso
«Dado que los contextos nacionales varían significativamente, no existe un enfoque o fórmula única para el cambio sistémico. Las herramientas que utilice un gobierno y el ritmo del cambio estarán determinados por las circunstancias nacionales», revela el documento que, igual, menciona algunas recomendaciones:
- Utilizar datos y digitalización para priorizar la prevención y gestión de residuos;
- Prohibir materiales problemáticos e implementar planes obligatorios para garantizar que quienes contaminan paguen.
- Adoptar enfoques inclusivos y ciencias del comportamiento para involucrar a los ciudadanos en la prevención y segregación de residuos para su reciclaje.
- Integrar los principios de una transición justa en la toma de decisiones, garantizando que se valore el sector informal y que los programas sean sensibles al género.
- Desarrollar experiencia nacional para políticas apropiadas al contexto que maximicen los beneficios, para cada país, de la reducción y gestión de desechos.
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