¿Por qué ignoramos una fuente de energía tan poderosa? No creerás la razón

¿Por qué ignoramos una fuente de energía tan poderosa? No creerás la razón

 

El mundo se encuentra sumergido en una constante búsqueda de nuevas formas de energía. Aunque los combustibles fósiles han demostrado su valía durante décadas, su alta huella ambiental obliga al ser humano a buscar nuevas formas de abastecimiento. Así, la necesidad de nuevas formas de producir energía eléctrica queda justificada por la necesidad de acotar el impacto ambiental y bajar la dependencia de los combustibles fósiles. 

Asimismo, la adopción de nuevas formas energéticas cubre la creciente demanda y asegura la confiabilidad. Bajo este marco, expertos de todo el mundo investigan nuevas e impensadas formas de abastecimiento, al mismo tiempo que sistemas que siempre han estado ahí, pero a los que nunca se les ha prestado atención. 

Puede encontrarse en multitud de espacios y fenómenos naturales. Sin embargo, sin la pretensión de cambiar de fuente energética era imposible verlos como opciones viables. De hecho, hay un tipo de energía muy poderosa que llevamos siglos ignorando. 

La energía de los rayos siempre ha estado ahí, pero ¿por qué no la estamos aprovechando?

Las tormentas eléctricas corresponden a fenómenos naturales que esconden una fuerza de la naturaleza capaz de producir temperaturas mucho más elevadas que la superficie del Sol.

Un potencial intrigante escondido detrás de los fugaces destellos en el cielo que percibe el ojo humano. Los rayos concentran grandes cantidades de energía, recoge un artículo de National Geographic

Es más, pueden rozar temperaturas de hasta 30 000 grados Celsius en su pico máximo, de más de cinco veces la temperatura de la superficie solar, transformándola en una de las manifestaciones más majestuosas de la energía en la Tierra.

Sobrepasa incluso la temperatura de la superficie del Sol, que se mantiene a una temperatura de unos 5500 grados Celsius.

Aunque el interior y la corona del Sol pueden rebasar las temperaturas de un rayo, la diferencia es considerable. La parte visible del Sol, que es la que se vislumbra a simple vista, muestra una temperatura inferior a la de un rayo.

Dicho contraste de temperaturas refleja la magnitud de la energía que libera un único rayo durante su fugaz descarga. Pero esta no sería la única solución energética vinculada con la naturaleza. Recientemente, se encontró en los bosques la solución al mayor problema de la energía eólica

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Los rayos encierran una energía poderosa: ¿por qué el mundo la obvia?

Además de alcanzar una temperatura extrema, los rayos albergan una potencia monumental. En el pico máximo de su descarga, uno solo puede desprender hasta 10 000 millones de kilovatios en fracciones de segundo.

Este número es hasta 7000 veces mayor que la potencia producida por una central nuclear, según consigna Infobae. Aunque los rayos encierran una gran cantidad de energía, esta no se utiliza como la solar o eólica, también provenientes de recursos naturales como el Sol o el aire.

Esto se debe a que guardar para después convertir esta gran cantidad de energía en algo utilizable es bastante complicado, dado que un rayo mide en promedio alrededor de 1500 metros, además de contemplar una rapidez de 100 a 1400 km/s. 

Un contexto que contrasta con su brevedad, de apenas 10 microsegundos. Si bien a lo largo del tiempo han aparecido varias investigaciones con métodos novedosos para tratar de capturar la energía encerrada en los rayos, el portal Energías Renovables informa que esto “hoy por hoy es una utopía”. 

¿Qué necesita el ser humano para aprovechar la energía encerrada en los rayos?

Para aprovechar la energía de los rayos, necesitaríamos encontrar un sistema de atracción con suficiente resistencia como para no ser destruido por la gran potencia que encierra, además de usarlo de la mano con otras complejas estructuras de almacenamiento y distribución.

Si a esto le añadimos que no se sabe si la descarga del rayo será positiva o negativa, además tendríamos que contemplar condensadores y rectificadores para igualar las corrientes. 

Dichos métodos deberían quedar instalados especialmente en áreas de montaña o trópicos. La recolección de la energía de los rayos es un fenómeno sumamente investigado, pero hasta ahora no se ha dado con una solución lo suficiente eficaz como para implementarla. Un caso completamente contrario al de la energía del agua, en la que España invertirá más de 1200 millones

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