La compañía controlada por BHP se convirtió en el principal contribuyente del sector, superando por sí sola el 50% de la recaudación total.
Minera Escondida, la mayor operación de cobre del mundo, fue protagonista absoluta en la primera recaudación del nuevo royalty minero al aportar más de US$839 millones, cifra que representa más de la mitad del total recaudado bajo este nuevo esquema tributario.
La operación, controlada por BHP (57,5%), se consolidó como el principal soporte fiscal del sector, en un año en que el cobro superó las proyecciones oficiales, alcanzando más de US$1.550 millones. El Ejecutivo había estimado ingresos del orden de los US$1.350 millones bajo el nuevo modelo.
Este salto tributario responde a un cambio profundo en la estructura impositiva para la minería, que desde 2024 grava la producción y el margen operacional con tasas progresivas. En el caso de Escondida, la tasa efectiva aplicada por royalty casi triplicó la del régimen anterior, subiendo desde el 5,75% en 2023 a un 17,11% el año pasado.
Con una producción anual de 1,24 millones de toneladas de cobre fino, un 16% más que en el ejercicio anterior, Escondida también alcanzó utilidades por US$3.290 millones, lo que explica el fuerte incremento en su carga tributaria.
Si se consideran todos los impuestos, incluidos los corporativos, Escondida desembolsó en total US$2.371 millones al Fisco durante 2024, consolidando su rol como actor central en la recaudación fiscal minera. El desempeño de Escondida contrasta con el resto de la industria, pues solo dos operaciones más -Collahuasi y Los Pelambres- superaron los US$100 millones en pagos por royalty.
El nuevo royalty fue aprobado en 2023 y comenzó a regir en 2024. Grava las ventas con un componente ad valorem de 1% para grandes productores y añade una escala progresiva de entre 8% y 26% sobre las ganancias operacionales.
Actores de la industria advierten que, si bien el resultado fiscal es positivo, es necesario mantener un monitoreo constante sobre el impacto de esta carga en la competitividad de Chile frente a otros países mineros. También han puesto énfasis en la correcta gestión de los recursos recaudados para asegurar beneficios reales en las comunidades y fortalecer la legitimidad social del sector.