La gripe aviar es una enfermedad infecciosa que afecta a las aves. Está causada por los virus de la gripe de tipo A, que pertenecen a la familia Orthomyxoviridae.
Existen varias cepas del virus de la gripe aviar, dependiendo del tipo de proteínas (H y N) que presentan en la superficie. Las de alta patogenicidad (IAAP), incluyendo algunas cepas H5 y H7, tienen una letalidad muy elevada, sobre todo en aves domésticas (los gansos y patos parecen ser más resistentes a enfermar). Cinco subtipos (expresando H5, H7 o H9) han mostrado ser capaces de infectar a humanos ocasionalmente.
La gripe aviar es muy contagiosa entre aves y se puede expandir de granja a granja mediante el traslado de animales o de material infectado (productos, vehículos, jaulas, pienso, ropa, etc.). La enfermedad también se puede transmitir por el contacto entre aves migratorias y aves domésticas.
El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) ha abierto a consulta pública las medidas específicas de protección frente a la gripe aviar en España, a las cuales Greenpeace ha enviado unas sucintas alegaciones en las que se enumeran cuatro medidas específicas, urgentes y necesarias ante la escalada mundial de dicha enfermedad
Alegaciones para detener la gripe aviar
- Poner en marcha de inmediato una moratoria a la ganadería industrial de, al menos, cinco años: ni nuevas explotaciones ni ampliaciones de las existentes. En este momento urge que se aplique a las explotaciones de aves de corral, pero debe ser para todas las explotaciones ganaderas
- Reducir con celeridad la densidad de animales en las explotaciones comerciales de aves de corral, tal como recomienda la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés)
- Cerrar todas las explotaciones intensivas de aves de corral que se encuentren a menos de 2.000 kilómetros del núcleo urbano
- Reducir la cabaña ganadera en intensivo hasta alcanzar un 50 % menos en 2030
“No podemos seguir jugando con fuego. Estamos viendo cómo la gripe aviar avanza sin tregua a nivel mundial y está teniendo ya graves consecuencias a nivel económico. Pero es solo un problema de los muchos que generan las macrogranjas.
El sistema agroalimentario necesita una transformación profunda y en España hay que empezar por frenar en seco la expansión de la ganadería industrial”, ha declarado Luís Ferreirim, responsable de agricultura y ganadería de la organización en España.
Según los últimos datos publicados en el Sistema Integral de Trazabilidad Animal (SITRAN) del MAPA, el censo de aves de corral a 31 de diciembre de 2024 alcanzaba los 279.037.383 animales, en su inmensa mayoría hacinados en explotaciones industriales.
Las explotaciones industriales son el entorno perfecto para la proliferación de este tipo de virus, ya que numerosos individuos genéticamente similares se ven obligados a vivir hacinados. Este es precisamente el modelo de macrogranja predominante en España y cada vez más en el mundo.
Si a esto se suma que los animales se suelen trasladar a largas distancias, se da una segunda condición que facilita la propagación del virus. Y esto no es porque falten las medidas de bioseguridad en estas explotaciones, sino simplemente porque estos ambientes crean el hábitat ideal para los patógenos.
Otro factor de riesgo son las ingentes cantidades de excrementos que se generan en estas instalaciones, ya que como señala el propio Ministerio de Sanidad “los virus aviares pueden vivir hasta 100 días a 4° centígrados, en el agua sobreviven hasta cuatro días a 22º centígrados y más de 30 días a 0º centígrados”.
No en vano, un informe de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria señala, entre las medidas recomendadas para combatir los virus aviares, la reducción de la densidad de las explotaciones comerciales, especialmente en las zonas donde más se concentran estas actividades. La ONG ha solicitado una reunión con el Director General de Sanidad de la Producción Agroalimentaria y Bienestar Animal, D. Valentín Almansa, responsable de este asunto para poder abordar esta grave problemática.