Hay que cerrar Almaraz y las demás centrales nucleares de España y apostar por las renovables

Hay que cerrar Almaraz y las demás centrales nucleares de España y apostar por las renovables

A 14 años del accidente de la central de Fukushima y a poco mas de 1 mes para que se cumpla el 39º aniversario del desastre de Chernóbil parece que el mundo en general y España en particular no ha aprendido la lección: las centrales nucleares son un gravísimo peligro, estén donde estén.

España debe culminar en 2035 el calendario de cierre de centrales nucleares pactado hace seis años. La cercanía del apagón, cuyo comienzo está previsto para 2027 y comenzará por la cacereña de Almaraz, ha reabierto la discusión sobre si prolongar su actividad o proceder a su cierre.

Las centrales nucleares cubren cerca del 20% de la producción eléctrica neta en España, un país con siete reactores operativos en cinco centrales. El debate sobre el futuro de la energía nuclear ha renacido en toda Europa tras estallar la guerra en Ucrania, factor al que se suma en España el calendario de cierre de estas instalaciones, que debería comenzar dentro de dos años.

NO a la energía nuclear, SI a las renovables

El crecimiento de las renovables para la producción eléctrica está siendo enorme en España, con los últimos datos completos de 2023, que proporciona Redeia-Red eléctrica, la fuente de generación principal es la Eólica con un 23,5%, la nuclear supone un 20,3 %, la fotovoltaica con solar térmica en 2023 ya era el 15,8%, la Hidroeléctrica más turbinación, suponen  un 11,4%.

En Extremadura y en otras regiones, las fotovoltaicas se están hibridando con instalaciones de almacenamiento por baterías y de bombeo hidroeléctrico, y otras relacionadas con la investigación en producción de hidrógeno.

La integración de las renovables en la red eléctrica en los diferentes horarios del día va a ganar mucho con estas propuestas de almacenamiento. Nuestro país cuenta a día de hoy con una potencia instalada fotovoltaica de 27 GW en plantas instaladas y más de 7 GW en autoconsumo.

Las nucleares además de ser peligrosas (por la cantidad de riesgos de accidentes y la gravedad de los mismos, sucias (porque los residuos radiactivos que implican son peligrosos durante miles de años) y caras (la minería de uranio, el enriquecimiento, la construcción de las centrales, su explotación, desmantelamiento y la gestión de los residuos durante miles de años), suponen un montón de gastos, que parece que las empresas no están dispuestas a asumir.

El principio de quien contamina paga, implica que los titulares de las centrales deben pagar una tasa de 21,83 €/Mwh para garantizar que en el año 2100, los residuos radiactivos estuvieran a buen recaudo en el Almacén Geológico Profundo. Sin embargo,  tras las presiones del lobby nuclear  el importe de la tasa se queda en 10,36 €/Mwh.

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Eximir a las eléctricas del pago que deben realizar es destinar dinero público a las nucleares, socializando sus gastos, para que tengan aún más beneficios. Siendo Extremadura (11,1%) la tercera región española productora de electricidad, tras Cataluña (14,3%) y Andalucía (12%),   una generación eléctrica 6,2 veces mayor que su consumo, la política fiscal beneficia a las regiones que consumen electricidad y no a las productoras, por eso la producción eléctrica extremeña, desde hace décadas no ha supuesto un desarrollo regional.

Energías limpias, renovables y seguras

De los 9.167 Gwh que produjo Extremadura en 2023, casi la mitad ya era renovable. Y ello considerando el efecto del vertido verde o curtailment durante los meses más soleados, pues sea porque Red eléctrica pide a los productores desconectar las renovables por sobrecarga de la red.

O sea, por propia iniciativa del operador para mantener los precios de la electricidad, se producen frecuentes desconexiones de la red en los meses de verano y los fines de semana. Hay fuentes que estiman que los vertidos renovables han sido significativos en Zaragoza, Badajoz, Cáceres o Ciudad Real.

Según un informe de la Asociación de Empresas de Energías Renovables de 2023, estas desconexiones de la red suponen la pérdida de casi un 20% de la producción de energía solar, aunque es un mecanismo que también afecta a la energía eólica. Este tipo de flexibilidad de desconexión no puede hacerse en las nucleares, que no ayudan en la integración de las renovables en la red eléctrica.

Para la transición energética no es precisamente la energía eléctrica lo que supone el mayor problema, pues representa solo el 20% del consumo final de energía, según datos de la Agencia Internacional de la Energía en 2021.

En España, el consumo final en forma de energía eléctrica fue del 22% y en Europa el promedio se sitúa en un 25%. Se estima que puede electrificarse algunos sectores que aún no lo están, pero hoy en día hay limitaciones técnicas para electrificar la industria pesada, la aviación, etc.

La energía nuclear representa solo un 4% de la producción mundial de energía eléctrica, y no parece que haya muchas reservas de uranio ni que sea lo opción más barata y conveniente para producir energía eléctrica.

La realidad es que nos podemos liberar de los riesgos que comportan las nucleares e irlas cerrando en el calendario previsto, pues mantener la producción de estas viejas centrales nucleares supone, además de una estafa, un riesgo para la ciudadanía, que ni siquiera está protegida por un protocolo adecuado en caso de accidente nuclear.

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