Europa quería llenar con hidrógeno los gasoductos, pero un grave error lo impedirá. El H ha ganado una gran popularidad en los últimos años, tanto que ya lo hemos visto en acción en marcas de renombre como Mercedes. El hidrógeno verde es una de las grandes promesas para mitigar la crisis energética y ayudar al ser humano a bajar las emisiones de gases de efecto invernadero. Muchos incluso lo han bautizado como el “combustible del futuro”.
El H natural es mucho más que limpio: también puede ser renovable. Siempre vuelve a generarse, cuando el agua subterránea reacciona con minerales de hierro a temperaturas y presiones elevadas. El hidrógeno es el elemento químico más limpio conformado por un protón y un electrón.
Además, es el más abundante de la Tierra. Hay diferentes tipos de H según su proceso de producción, pero el más limpio y llamativo es el verde, que se genera a través de fuentes renovables de energía. Aunque el hidrógeno pueda verse como la solución de oro para la descarbonización, tiene un grave problema que los científicos temen.
Europa apostaba por el hidrógeno, pero no contempló este inconveniente
Los científicos están advirtiendo de un problema que podría comprometer la “etiqueta verde” del hidrógeno: las fugas. Las posibles filtraciones a la atmósfera pueden afectar a otros elementos, disminuyendo la concentración de moléculas que acaban con los gases de efecto invernadero ya existentes. Europa, EEUU y China ya han demostrado su interés por el hidrógeno. La Unión Europea ha aprobado millones de euros en subvenciones para proyectos de H verde y EEUU ha brindado miles de millones de dólares en créditos fiscales para el hidrógeno verde.
Por su parte, China tiene en sus planes la producción de hasta 200.000 toneladas de H verde para 2025 en el marco de su plan a medio y largo plazo para el desarrollo de la industria de la energía del hidrógeno (2021-2035). Para generar hidrógeno verde se hace uso de energía renovable y cuando se utiliza como combustible no produce ninguna emisión perjudicial para el medio ambiente. Su único subproducto en este contexto es agua.
Pero para que esto sea de esta manera es necesario asegurarse de que durante su uso, producción, transporte y almacenamiento no existan fugas que terminen alcanzando la atmósfera y contribuyendo al avance del calentamiento global. Los investigadores ya están avisando de que estas fugas llegarían a la atmósfera en cantidades en torno al 10% y sus efectos serían igual de perjudiciales que los de los combustibles fósiles, aquellos de los que tratamos de desprendernos con el uso del H.
Europa pretendía apostar por el hidrógeno, pero tiene que tener en cuenta las fugas
Según registra un artículo de Nature Communications, investigaciones realizadas en 2022 mostraron que este perjuicio tiene su origen en las moléculas de H, que son mucho más pequeñas y ligeras que las del metano. Esta característica hace que también sean más complejo contenerlas. Cuando el hidrógeno alcanza la atmósfera afecta a otros gases contaminantes como el metano, uno de los principales gases de efecto invernadero, teniendo como consecuencia que este continúe más tiempo en el aire e impacte en el clima.
“Hacen falta datos muchos mejores. Necesitamos mejores dispositivos para medir las fugas y una normativa que obligue realmente a medirlas”, señala Anne-Sophie Corbeau, investigadora del Centro de Política Energética Global de la Universidad de Columbia, quien publicó un estudio sobre el tema, informa El Confidencial. Según este y otros estudios, en 2050, instancia en la que se estima un mayor uso del hidrógeno, las fugas podrían llegar hasta el 5,6%.
CICERO, el instituto noruego de investigación climática, también trabaja en un estudio sobre el impacto de las emisiones de hidrógeno. “Tenemos que ser conscientes de las fugas, necesitamos respuestas. El hidrógeno tiene un gran potencial, pero necesitamos saber más antes de hacer la gran transición”, manifiesta Maria Sand, líder de la investigación.
En conclusión, antes de implementar el hidrógeno de manera definitiva en Europa y otros países, la ciencia debe seguir investigando. Mientras tanto, siguen apareciendo proyectos que lo utilizan, como el AVE de hidrógeno.