España pesca tiburones protegidos y Perú ‘mira para otro lado’ a la hora de fiscalizar

España pesca tiburones protegidos y Perú ‘mira para otro lado’ a la hora de fiscalizar

 

El del tiburón lleva décadas convertido en un mercado global y, como en todo negocio, hay quienes se hacen con la mayor porción de la tarta. España, es el miembro comunitario que más comercia con su carne, y uno de los países del mundo que más potencia la pesca de esta especie.

Este es un mercado muy jugoso para un país con una amplia tradición pesquera. Sobre todo, porque su captura y posterior comercialización hace de este animal un lucrativo negocio. Su valor reside no sólo en su carne, sino también en sus aletas, que aunque suponen el 5% de su peso, sólo esta parte se vende por la mitad del valor total del animal.

El problema estriba en que muchas de las especies de tiburones se encuentran amenazadas, por lo que no se las puede pescar o existen ‘cuotas’ máximas para sus capturas. Algunos barcos españoles atracan en puertos peruanos y al transvasar sus cargas, aparentemente las declaraciones no siempre coinciden con la realidad de las toneladas capturadas, mientras las autoridades ‘hacen la vista gorda’ y el declive de las especies de tiburones continua.

Tiburones desprotegidos y amenazados

El “Siempre Juan Luis”, un barco pesquero de bandera española dedicado a capturar pez espada, marlín rayado y también tiburones, llegó el 7 de enero de 2024 al puerto de Callao. Había pasado más de tres meses navegando frente a los mares de Perú y Chile, en aguas internacionales, y una vez que llenó sus bodegas fue hasta ese puerto y traspasó su pesca, que incluía 26 toneladas de tiburones de especies amenazadas, a otro barco con dirección a España.

El “Siempre Juan Luis”, con sus bodegas otra vez disponibles, zarpó nuevamente hacia altamar para continuar con sus faenas en el océano Pacifico, como lo viene haciendo desde principios del 2021.

Así como este buque, son 28 los barcos españoles que pescan tiburones de especies protegidas en el Pacífico, frente a los mares de América del Sur, e incluso cerca de reservas naturales como Galápagos o la reserva nacional Dorsal de Nazca, para abastecer el mercado de aletas de tiburón que se venden en Hong Kong y del cual España es uno de los principales abastecedores.

Los tiburones que llevaba en su bodega el “Siempre Juan Luis”, el 7 de enero que recaló en el puerto del Callao, eran de las especies azul (Prionace glauca) y diamante (Isurus oxyrinchus), ambas protegidas por la Convención Sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES por sus siglas en inglés). 

Por lo mismo, los representantes del barco tuvieron que presentar a las autoridades del puerto el permiso CITES que los autorizaba a transportar esos animales. Así lo hicieron. El problema es que el permiso era por 6445 kilos de tiburón azul y según los documentos de la embarcación, ésta transportaba en realidad más de 22 mil kilos de esa especie, es decir, tres veces más que lo autorizado.

Este es uno de los 125 casos en los que se encontró diferentes irregularidades a partir de revisar las inspecciones realizadas a embarcaciones extranjeras en los puertos peruanos. Este análisis permitió sistematizar en una base de datos más de 350 actas de inspección y partes de transbordo emitidos por el Ministerio de la Producción entre enero de 2021 y marzo de 2024.

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La infracción más recurrente corre por cuenta de los fiscalizadores peruanos. En 108 casos, éstos no solicitaron los permisos CITES a los barcos extranjeros para asegurarse de que el transporte de tiburones se estaba realizando sin violar normas y con el fin de evitar que sean traficados.

De las 125 inspecciones que resultaron con observaciones, la mayoría fueron hechas a embarcaciones que tenían bandera de España, un país que junto con China tiene una de las flotas más grandes del mundo y opera, al igual que el gigante asiático, en los límites de Perú, Ecuador, Chile y Argentina.

La situación merece atención, sobre todo si se considera que en los últimos años las exportaciones españolas de aletas de tiburón se dispararon de acuerdo con datos del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo de España: pasaron de 2 millones 715 mil euros en el 2013 a 34 millones 943 mil euros en el 2023. Es decir, en el lapso de 10 años, las exportaciones se multiplicaron por 13.

Una pesca que carece de regulación fiscal

Durante años la atención del comercio de tiburones en Perú ha estado puesta en lo que ocurre en la frontera terrestre con Ecuador, considerando que se trata de una importante ruta para el tráfico ilegal de estos animales hacia China, donde un plato de sopa de aletas de tiburón oscila entre los 100 y 200 dólares.

De hecho, en marzo de 2024, la Convención Sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) sancionó a Ecuador por no garantizar una pesca sostenible de tiburones y le prohibió comercializar varias especies. Pero, ¿qué estaba pasando en los puertos peruanos?

En agosto de 2023, mientras la CITES investigaba el tráfico de tiburones entre ambos países y centraba su atención en Ecuador, la Superintendencia Nacional de Aduanas y de Administración Tributaria de Perú (Sunat) denunció ante el Comité Permanente de la CITES que en los puertos peruanos, el Ministerio de la Producción (Produce) no estaba controlando como era debido el transbordo y tránsito de especies de tiburones incluidas en el Apéndice II de la Convención.

Cuando una especie tiene esa clasificación, solo puede ser exportada si cuenta con un permiso emitido por la CITES. Según la Sunat, ese documento no estaba siendo solicitado por los inspectores del Produce a las embarcaciones extranjeras que recalaban en puertos peruanos, por lo que no había certeza de si esos tiburones estaban siendo o no transportados legalmente.

El Produce se defendió. Aseguró que sí exigía el permiso Cites a las embarcaciones, pero que no estaba facultado para hacer decomisos. Ante la advertencia de la SUNAT, se solicitó al Produce todos los documentos comprendidos en las fiscalizaciones realizadas a las embarcaciones extranjeras que transportaron tiburones protegidos entre el 2017 y marzo de 2024.

La institución envió más de 700 documentos entre actas de fiscalización, partes de transbordo –un documento que describe las especies que transporta la embarcación– y permisos CITES. De todos estos archivos, solo fueron analizados los correspondientes a enero de 2021 en adelante, debido a que antes de esa fecha los inspectores escribían toda la información de forma manual y en numerosos casos los documentos son ilegibles. Cristina Fernández Aguilar – Mongabay

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