El pasado 24 de diciembre, AES Andes, subsidiaria de la empresa eléctrica estadounidense AES Corporation, presentó, para la evaluación de su impacto ambiental, el proyecto de un inmenso complejo industrial. Este complejo amenaza el cielo prístino sobre el Observatorio Paranal, a cargo del Observatorio Austral Europeo (ESO) y emplazado en el desierto de Atacama, en Chile. La contaminación lumínica en el Observatorio Paranal es, al menos por ahora, la menor de entre las sufridas por todos los observatorios astronómicos importantes del mundo, tal como se determinó en un estudio publicado en 2023 en la revista académica Monthly Notices of the Royal Astronomical Society. En aquel estudio, se comparó la contaminación lumínica en los 28 principales observatorios astronómicos del mundo, llegándose a la conclusión de que Paranal era el lugar de observación más oscuro de entre los estudiados.
Está previsto que el megaproyecto industrial se ubique a tan solo entre 5 y 11 kilómetros de los telescopios de Paranal, lo que causaría daños irreparables a las observaciones astronómicas, en particular debido a la contaminación lumínica emitida durante toda la vida operativa del proyecto. La reubicación del complejo industrial salvaría uno de los últimos cielos oscuros y verdaderamente prístinos de la Tierra.
Un patrimonio irremplazable para la humanidad
Desde su inauguración en 1999, el Observatorio Paranal, construido y operado por el Observatorio Europeo Austral (ESO), ha dado lugar a importantes avances astronómicos, como la primera imagen de un exoplaneta y la confirmación de la expansión acelerada del universo. El Premio Nobel de Física en 2020 fue otorgado por una investigación sobre el agujero negro supermasivo situado en el centro de la Vía Láctea, en la que los telescopios de Paranal fueron fundamentales. El observatorio es un activo clave para la comunidad astronómica mundial, incluida la de Chile, que ha crecido de manera importante en las últimas décadas. Además, el cercano Cerro Armazones alberga la construcción del ELT (Extremely Large Telescope) del ESO, el telescopio más grande del mundo de su tipo, un instrumento revolucionario que cambiará drásticamente lo que sabemos sobre nuestro universo.
“El hecho de que el megaproyecto industrial de AES Andes esté tan próximo a Paranal representa un riesgo crítico para el cielo nocturno más prístino del planeta”, destacó el director general del ESO, Xavier Barcons. “Las emisiones de polvo durante la construcción, el aumento de la turbulencia atmosférica y, especialmente, la contaminación lumínica, tendrán un impacto irreparable en las capacidades de observación astronómica, que hasta ahora han atraído inversiones multimillonarias por parte de los gobiernos de los Estados Miembros del ESO”.
Este gráfico muestra el impacto de la contaminación lumínica en los 28 principales observatorios astronómicos, mostrando que el Observatorio Paranal del ESO era el lugar de observación más oscuro de entre los estudiados en el momento de confeccionarse esta lista. El gráfico está extraído de un estudio de Falchi y colaboradores, publicado en 2023 en la revista académica Monthly Notices of the Royal Astronomical Society. Utiliza una escala logarítmica y compara el brillo que hay directamente sobre los observatorios con el brillo natural del fondo (1% significa que hay un 1% más de contaminación lumínica; 100% significa que hay un 100% más de contaminación lumínica, es decir, el doble que sin fuentes de luz artificiales). Nótese que algunos observatorios aparecen dos veces: por ejemplo, Armazones, donde se encuentra el ELT (Extremely Large Telescope) del ESO, tiene más contaminación lumínica durante la construcción del telescopio (al funcionar un albergue temporal para los trabajadores). Este gráfico es una versión ligeramente adaptada de la Figura 1 del estudio de Falchi et al. Aquí, las ubicaciones de los sitios se muestran en el eje vertical, y las etiquetas del eje horizontal se han modificado para mejorar la legibilidad. (Imagen: Falchi et al. 2023)
El impacto sin precedentes de un megaproyecto
El proyecto abarca un complejo industrial de más de 3000 hectáreas, que es casi del tamaño de una ciudad, distrito o comuna como Valparaíso (Chile) o Garching, cerca de Múnich (Alemania). Incluye la construcción de un puerto, plantas de producción de amoníaco e hidrógeno y miles de unidades de generación de electricidad cerca de Paranal.
Gracias a su estabilidad atmosférica y a la ausencia de contaminación lumínica, el desierto de Atacama es un laboratorio natural único para la investigación astronómica. Estos atributos son esenciales para proyectos científicos que pretenden abordar cuestiones fundamentales, como el origen y la evolución del universo o la búsqueda de vida y la habitabilidad de otros planetas.
Llamamiento para proteger los cielos chilenos
“Chile, y en particular Paranal, es un lugar verdaderamente especial para la astronomía: sus cielos oscuros son un patrimonio natural que trasciende sus fronteras y beneficia a toda la humanidad”, afirma Itziar de Gregorio, representante del ESO en Chile. “Es crucial considerar ubicaciones alternativas para este megaproyecto que no pongan en peligro uno de los tesoros astronómicos más importantes del mundo”.
La reubicación de este proyecto sigue siendo la única forma efectiva de evitar daños irreversibles al cielo astronómico de Paranal. Esta medida no solo salvaguardará el futuro de la astronomía, sino que también preservará uno de los últimos cielos oscuros verdaderamente prístinos de la Tierra. (Fuente: ESO. CC BY 4.0)