Hoy es el Día Mundial de las Aves Playeras 2024, también llamadas limícolas. Son aves acuáticas, muchas de ellas migratorias, cuyos roles en la naturaleza son de gran importancia. Pero las actividades antropogénicas están resultando nefastas para su supervivencia.
Las aves playeras son todas aquellas con las que nos podemos cruzar no solo en las costas de mares y océanos, sino también en orillas de lagos, ríos y corrientes fluviales de todo tipo. Son características de zonas marinas, marismas, pantanos, humedales, etc. y resultan imprescindibles para mantener el equilibrio ecosistémico local.
El Día Mundial de las Aves Playeras 2024 tiene su razón de ser en la necesidad que hay de que se conozca su importancia. Es necesario que las personas sean conscientes de que cada una de ellas tiene un rol significativo, del que no se puede prescindir. Por ello, tanto la monitorización, como el seguimiento y la preservación de las mismas, debe ser una cuestión cada vez más perentoria.
Día Mundial de las Aves Playeras 2024: la contaminación las está condenando
Los seres humanos somos los únicos habitantes del planeta que generamos un caudal tal de basura que nos resulta imposible de gestionar. Por ello, en vez de buscar soluciones para disminuir el número de residuos, buscamos cómo acumularlo en vertederos, los tiramos al medio ambiente o, más razonablemente, le aplicamos alguna de las 4 erres del reciclaje.
El problema es que las dos primeras opciones ponen en peligro a muchísimas especies, entre ellas, a las aves playeras. Cada día millones de toneladas de basura se acumulan en los vertederos, contaminando sus suelos y sirviendo de improvisada fuente de alimentación a los animales que los rodean.
Aves playeras como las gaviotas se han acostumbrado a ir en busca de comida a estos lugares, así deban adentrarse tierra adentro, ya que es un lugar en el que siempre se encuentra algo. El problema es que por culpa de esta ‘mala costumbre’, se han hecho omnívoras y comen todo lo que encuentran, incluso alimentos no aptos para ellas y lo que es peor, tóxicos y letales.
Por otra parte, de manera directa e indirecta las costas de todo el mundo están pobladas de todo tipo de desechos. Desde plásticos y colillas de cigarrillos hasta cadáveres de animales o restos de electrodomésticos. En las playas, corrientes fluviales y riberas se puede encontrar cualquier cosa.
Por ello, en el Día Mundial de las Aves Playeras 2024 es fundamental tomar conciencia de que no estamos solos en este planeta. Lo compartimos con miles de otros seres que necesitan océanos sanos, agua limpia y aire puro para poder sobrevivir. Exactamente, lo mismo que para nosotros es imprescindible, un detalle que, en nuestro egoísmo, olvidamos muy a menudo.
Día Mundial de las Aves Playeras 2024: preservarlas es vital para todos
Como cada uno de los seres que componen la población del mundo, las aves playeras cumplen tareas específicas dentro de los ecosistemas que integran (son insectívoras, carroñeras, dispersadoras de semillas, polinizadoras, etc.).
Esa es la razón de la importancia de su protección y preservación, puesto que, si desaparecen, las cadenas tróficas, el equilibrio del sistema puede romperse, lo que resulta nefasto para todos los seres vivos en general.
Muchas aves playeras son migratorias y como no parece suficiente todo el daño que les hacemos contaminando sus hábitats, también polucionamos los cielos con nuestras luces y sonidos, algo que perturba sus vuelos.
Hablamos de especies que son capaces de volar miles de kilómetros, orientándose únicamente por su sentido de la geolocalización, que se ve gravemente afectado por muchas de nuestras actividades.
La contaminación lumínica y acústica que generan las acciones antropogénicas puede hacer que se desvíen de sus rutas y mueran de hambre o de cansancio, al no poder encontrar sus sitios de descanso y de repostaje habituales.
En el Día Mundial de las Aves Playeras 2024 debemos tomar conciencia de que es nuestro deber proteger al resto de los seres de las consecuencias de nuestras acciones, porque ningún mundo es justo cuando solo una especie se beneficia y el resto acaban pagando, a veces hasta con su vida o con su extinción.