En el sur del país, en la Región de Aysén se encuentra Benjamín Merino, un joven apasionado por la naturaleza y el deporte, que desde temprana edad lo guiaron a ser parte de una iniciativa social y de respeto por el entorno, que aún deja aprendizajes positivos que aplica en su día a día.
Conoce la historia de este joven de la red de Ashoka, que aplica las enseñanzas y experiencias aprendidas en Villa Ciencia en su pasión por el deporte.
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Oriundo de Temuco, pero ya todo un coyhaiquino, puesto que se mudó a esta zona cuando era un niño, a los 14 años se le presentó la oportunidad junto a otros estudiantes, de enseñar sobre la biodiversidad, los ecosistemas y el medioambiente con Villa Ciencia.
Este proyecto buscaba fomentar la curiosidad y el respeto por el medio ambiente a niños y niñas de contexto vulnerable, pertenecientes a la localidad ubicada a 400 kilómetros de la ciudad, Villa O’Higgins, a través de aprendizaje experiencial en medio de la naturaleza.
“Cuando entré a octavo básico es que conocí a los profes que hacen Villa Ciencia, que buscaban motivar a la comunidad a conocer su entorno y me invitaron a participar, por lo que viajé por primera vez a este sector”, detalla a Diario Sostenible.
“Fue una experiencia inolvidable porque pude aprender mucho sobre ciencia, además de estar en las actividades con los niños, donde investigamos sobre las ranas presentes en la zona”, recuerda con cariño el ahora joven de 21 años.
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Su participación en este proyecto, estuvo de la mano con su interés por los deportes, algo que pudo desarrollar con su llegada a Coyhaique al quedar encantado por sus bellos paisajes y entornos privilegiados.
“Gracias a Villa Ciencia es que llego a la red de jóvenes de Ashoka, porque en el año 2018 estábamos postulando el proyecto al concurso Concausa, siendo uno de los seleccionados entre más de 700 iniciativas de Latinoamérica”, detalla.
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Benjamín comparte que al terminar su enseñanza media tuvo que dejar de participar en Villa Ciencia para continuar sus estudios universitarios; sin embargo, el proyecto continuó su rumbo junto a los profesores que lo iniciaron, evolucionando en diversas iniciativas que al día de hoy siguen desarrollándose junto a estudiantes de la zona.
Así mismo, el coyhaiquino vinculó su amor por la naturaleza y el deporte siendo instructor de mountain bike, teniendo presente las enseñanzas y experiencias que obtuvo en Villa Ciencia.
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“Mi interés en la naturaleza y especialmente en el deporte me llevó a los 14 años a acreditarme como instructor profesional de mountain bike en una asociación de Canadá y desde 2019 comencé hacer clases a niños de todas las edades”, comparte.
“Trato de inculcar lo que me dejó Villa Ciencia, especialmente sobre conocer el entorno, educarnos en cuidar el medio ambiente e intentar que la única huella que dejemos sea la de la bicicleta”, finaliza.
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