MoFuSS fue diseñado para estimar las emisiones de CO2 evitadas derivadas de la reducción del uso de dendrocombustibles (leña, carbón vegetal, etc.). Es un modelo basado en SIG que simula los impactos espacio-temporales de la cosecha de dendrocombustibles en paisajes dinámicos. Con el objetivo de no escatimar recursos, MoFuSS se convirtió en una herramienta de modelado compleja que integra diversos factores que influyen en el cambio del suelo, las fuentes de demanda de dendrocombustibles y las tecnologías de los usuarios finales.
La última versión de MoFuSS se calibra con la dinámica observada de la biomasa aérea, lo que robustece las proyecciones futuras.
El cálculo de las emisiones evitadas con MoFuSS se aparta de cualquier metodología aprobada actualmente, como AMS.II.G, y requiere información sobre la implementación pasada y futura de dispositivos de ahorro de dendrocombustibles. Sin embargo, para garantizar su aplicabilidad, MoFuSS también calcula la fracción de biomasa no renovable en la línea base.
MoFuSS es un programa gratuito desarrollado y mantenido por la Universidad Nacional Autónoma de México y el Instituto Ambiental de Estocolmo.
Quema de leña y medio ambiente
Una recomendación impulsada por la Convención Marco del Cambio Climático busca unificar las mediciones de impacto ambiental derivadas del uso de leña y carbón vegetal usando un sistema único, que simula el impacto de la extracción y cosecha de madera en cualquier parte del mundo.
El sistema está basado en un modelo espacial que permite modelar escenarios de ahorro de leña, denominado MoFuSS por sus siglas en inglés, diseñado por científicos del Centro de Investigaciones en Geografía Ambiental y del Centro de Ciencia de la Complejidad, ambos de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Se estima que un tercio de la población mundial usa leña, carbón vegetal y -en menor medida- kerosene, principalmente para cocinar, especialmente en las zonas rurales y urbano-marginales. Pero su uso acarrea impactos negativos a la salud y el ambiente y es una causa importante de deforestación y emisión de gases de efecto invernadero.
Los proyectos impulsados por gobiernos, organizaciones e iniciativas privadas que miden el impacto ambiental por el uso de leña utilizan diversas herramientas tecnológicas, lo que además de impedir tener datos seguros y confiables, ha distorsionado el mercado de bonos de carbono.
Adrián Ghilardi, líder del equipo que creó el MoFuSS, explicó a SciDev.Net que la recomendación del organismo de la ONU es dejar de usar los diversos métodos actuales de simulación y tener un indicador único para evaluar el impacto ambiental del uso de biomasa leñosa, “por eso desde marzo [de 2025] algunos ya no están disponibles y otros, que no son malos pero sí muy generales, podrán usarse hasta el 31 de diciembre de este año”.
Precisó que actualmente se realizan algunos ajustes técnicos al texto que describe la metodología y se evalúan algunas recomendaciones dadas por las partes involucradas en el Mecanismo de Energías Limpias de la Convención Marco del Cambio Climático para proceder a la aprobación definitiva de la recomendación.
Tras ser aprobada, los proyectos de estufas ahorradoras de leña de todo el mundo deberán aplicar hasta diciembre de 2030 los valores dados por este sistema, según señala un informe técnico de la ONU. En esa fecha se volverá evaluar su efectividad.
“Todos los proyectos que vayan a trabajar con cocinas eficientes en el planeta, tendrán que hacer sus cálculos usando o esos valores o ese modelo. Es decir, nuestros valores o modelo no serán una alternativa, sino la única manera de medir los impactos”, aseguró Ghilardi.
“[En MoFuSS] modelamos cómo la gente se mueve en el espacio, a dónde va a cosechar, cómo transforma el carbón vegetal, cómo vuelve, [cómo] se usa y de qué manera la vegetación responde a eso. Además, modelamos la dinámica del paisaje por cuestiones no relacionadas a la leña, como la expansión agrícola o urbana y eso lo hacemos a escala global, algo que no es tan común”, explicó.
Antes de ser presentado a la ONU, MoFuSS fue puesto a prueba en Honduras, Haití y otras partes de América Latina y África para cuantificar la extracción de leña no renovable.
Cambios en el mercados de carbono
Para el académico, el cambio favorecerá a los proyectos que realizan “un trabajo serio” en los territorios en cuanto a la reducción de gases de efecto invernadero y el uso de estufas de leña. Sin embargo, aquellos proyectos fraudulentos se verían seriamente afectados.
“Hay proyectos que sobreestiman el beneficio de ahorro, nosotros hemos comparado esas estimaciones y nos dan resultados de 100 a 10 veces menos. Es decir, hay gente que va a cobrar 100 veces menos dinero por usar MoFuSS”, comentó el académico.
Ghilardi se refiere a los mercados de carbono, una iniciativa creada para que gobiernos, empresas y personas puedan compensar sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) comprando bonos que equivalen a toneladas de CO2 evitada o eliminada.
Esta forma de reducir la emisión de carbono y hacer frente al cambio climático tiene dos modalidades: una de cumplimiento, donde las empresas están obligadas a pagar por sus emisiones, y otra voluntaria, en la que organizaciones y personas obtienen créditos para reducir su huella de carbono sin ninguna obligación legal. Los créditos devienen de proyectos de reforestación, energías renovables o eficiencia energética.
En los últimos años, distintos estudios y una denuncia presentada en los tribunales de Nueva York han puesto en entredicho la integridad del mercado de créditos de carbono.
Medir el impacto de la extracción y cosecha de leña que se utiliza principalmente para cocinar alimentos, es clave para reducir los gases de efecto invernadero y mejorar la toma de decisiones a escala local y global. Crédito de la imágen: Daniela López.
Según la evidencia, esas dudas recaen en la sobreestimación de la reducción de emisiones, en ignorar los derechos territoriales de las comunidades locales y en aprovechar la ausencia de regulaciones y monitoreos adecuados.
Venta de créditos
Ghilardi señaló que en una primera instancia la implementación de MoFuSS, más que mostrar un beneficio, va a generar un impacto negativo en aquellos proyectos que no puedan demostrar reducciones reales en el ambiente.
“El impacto directo es más bien perjudicial para los proyectos que no están trabajando bien y en definitiva el impacto beneficioso es sobre el clima porque son bonos que se dejan de inventar”, concluyó.
En este sentido, Donna Lee, cofundadora de la empresa Calyx Global, dedicada a calificar la calidad de los créditos de carbono, admitió que es normal que los promotores de proyectos quieran generar la mayor cantidad de créditos posible, pero que esto debe darse dentro de las reglas establecidas.
De no ser así, los datos deberían provenir de un organismo científico independiente, es decir de una institución que no tenga interés en la venta de créditos, y no de los propios interesados, añadió.
“En esos casos, los datos aún pueden presentar incertidumbre, pero la independencia debería, en la mayoría de los casos, reducir el sesgo. Esto podría ayudar a generar confianza en los créditos de carbono generados¨, comentó.
Sobre estandarizar los valores para medir el impacto ambiental por el uso de leña, Lee señaló que esto podría ser “beneficioso” porque, en el caso de proyectos como estufas o biodigestores domésticos, proporcionaría “previsibilidad” y “estabilidad” a los agentes del mercado.
“MoFuSS es el sistema más adecuado para proporcionar información sobre la degradación forestal, más que la deforestación, estima la cosecha de leña y los cambios en el uso del suelo mediante modelos geoespaciales”, sostuvo, y resaltó que tenga código abierto, lo que fomenta la colaboración y “favorece la transparencia y la adaptabilidad”.