La COP29, los países ricos aumentan a 300.000 millones la financiación climática para desatascar la COP29 ya finalizada, el principal objetivo de las negociaciones este año, sin embargo esta cifra es ridícula para la gigantesca tarea de la lucha contra el Cambio climático. La Unión Europea parecía inicialmente abierta a negociar una «mejora«, pero Estados Unidos, Canadá y Japón pusieron objeciones.
Según el último borrador, presentado este viernes por la Presidencia de la cumbre, que ostenta Azerbaiyán, el nuevo objetivo de financiación climática debe ser de 1,3 billones de dólares al año de aquí a 2035, incluyendo tanto fuentes públicas como privadas. De esta cantidad, los países ricos tienen que llevar la «iniciativa» para entregar 300.000 millones de dólares anuales a los países en desarrollo para que estos hagan frente a la crisis climática.
Esta última cifra apenas supone un pequeño avance respecto a los 100.000 millones que tenían que entregar cada año los países más desarrollados, en especial teniendo en cuenta la inflación en los últimos años.
Los negociadores de los países en desarrollo habían planteado cifras que rondan entre los 500.000 y 900.000 millones de dólares anuales de un núcleo de financiación pública dentro de estos 1,3 billones, por lo que el número del texto queda muy alejado de sus demandas. El borrador, además, ni siquiera recoge que este núcleo sea público, sino que se hace una mención genérica a una «amplia variedad de fuentes, públicas y privadas».
En cuanto a otra de las principales cuestiones que se debatían en esta cumbre, quién paga, se «invita» a otros países que no se consideran desarrollados, como China, a realizar «contribuciones adicionales», aunque fuera de las obligaciones a las que están sometidos los más ricos.
Una cifra de ‘broma’ para los países más pobres y los ecologistas
Para África la cifra de 300.000 millones es «totalmente inaceptable e inadecuada» si se quiere cumplir con el Acuerdo de París, ha denunciado el keniata Ali Mohamed, el líder del grupo de negociadores africanos en esta cumbre. Solo en materia de adaptación al cambio climático, se necesitan 400.000 millones, y el número presente en el texto provocaría «una inaceptable pérdida de vidas» que «pondría en peligro el futuro del mundo».
Los pequeños Estados insulares del Pacífico, cuya propia supervivencia está en juego por la subida nivel del mar, se han expresado en la misma línea y casi con idénticas palabras. Se muestran «profundamente decepcionados» y consideran que el texto es «inaceptable» e «inadecuado» y que no eleva el listón sobre el previo objetivo de 100.000 millones de dólares.
«¿Es una broma?» se ha preguntado por su parte el activista Harjeet Singh, de la Fossil Fuel Treaty Initiative. Desde Greenpeace, consideran el texto «inadecuado, alejado de la realidad de los impactos climáticos y escandalosamente por debajo de las necesidades de los países del sur global», según Jasper Inventor, jefe de la Delegación de Greenpeace en la COP29, que al menos reconoce que por fin hay una cifra encima de la mesa.
Otra observadora, Erika Lennon, del Center for International Environmental Law, ha calificado el texto de «atroz» y ha pedido a los países más vulnerables que se levanten de la mesa de negociación hasta que los ricos «se pongan en serio».
Del lado contrario, algunos analistas tienen una postura más positiva. La cifra de 300.000 millones «es un buen punto de inicio», aunque los negociadores siguen trabajando en el texto, ha señalado Melanie Robinson, directora del Programa de Clima Global, Economía y Finanzas del Instituto de Recursos Globales. «Al menos este texto está estructurado para que sirva como comienzo del debate», ha señalado por su parte David Waskow, director de la Iniciativa Internacional sobre el Clima de este mismo think tank.
Europa no entra a valorar la cifra
Por parte de los países desarrollados no hay una valoración clara sobre las cifras del texto. La líder de la negociación española, Valvanera Ulargui, ha considerado que este borrador mejora el publicado el jueves, ya que «tiene muchos más elementos y aparecen cifras», ha explicado a los medios en Bakú. «Hay un objetivo de 1,3 billones destinado únicamente a los países en desarrollo«.
Además, ha añadido que la parte de financiación pública «va más allá de los 100.000 millones mandatados en el Acuerdo de París«. Sin embargo, al ser preguntada sobre si la UE -bajo cuyo paraguas negocia España- está dispuesta a elevar la cifra para contentar a los países menos desarrollados, ha señalado: «No queremos enfrentar norte y sur global». «Es importante que trabajemos todos juntos y que la financiación pública que se ponga encima de la mesa sea suficiente», ha recalcado.
Mientras, Alemania ha advertido que «Europa cumplirá con sus responsabilidades, pero no entregará cheques en blanco«, según su ministra de Exteriores, Annalena Baerbock -una de los pocos rostros europeos de peso presentes en Bakú-. Esta se ha mostrado partidaria de «ampliar significativamente la base de donantes» a este fondo.
El objetivo de 1,3 billones de dólares sustituye a los 100.000 millones de dólares anuales que los países acordaron donar en 2009 para 2020. Para Estados Unidos, en la última década se ha necesitado de «un gran esfuerzo» para alcanzar esta anterior meta, más reducida, por lo que llegar a la cifra actualizada «se requerirá una ambición aún mayor y un alcance extraordinario», según fuentes de su delegación.
Qué pasa con los combustibles fósiles
Más allá del dinero, otro de los aspectos principales de esa cumbre es la mitigación, es decir, la reducción de emisiones. En este punto, se mantiene la mención al abandono de los combustibles fósiles que apareció por primera vez en la cumbre de Dubái el año pasado, una de las principales reclamaciones de los negociadores europeos.