Hidrógeno verde en Chile: Una herramienta para la descarbonización

El hidrógeno es uno de los elementos más abundantes de la tierra y representa una oportunidad única para una transición energética limpia. El hidrógeno verde (H2V) y sus derivados, traen enormes oportunidades para la futura generación de energía y desempeñarán un papel vital en esa transición, especialmente en el caso de Chile, donde el H2V será un gran aliado para descarbonizar ciertos sectores como el minero, industrial, agrícola y transporte.

El reto global

El cambio climático constituye un reto a nivel global, tal vez el mayor que enfrenta la humanidad hoy. Según el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) el mundo debe alcanzar cero emisiones netas de Dióxido de Carbono (CO2) hacia el 2050 y reducirlas a la mitad para el año 2030, si se quiere evitar una catástrofe ambiental, económica y social irreversible en el planeta. El uso de combustibles fósiles es responsable de tres cuartos de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial, y la mitad en América Latina y el Caribe, y su demanda aumentará con la población y el desarrollo económico.

Ante esta situación y para evitar los efectos devastadores del cambio climático los países firmantes del Acuerdo de París se comprometieron a mantener el aumento de la temperatura media global entre 1,5° y 2°C frente a los niveles preindustriales. Asimismo, el sector privado está asumiendo compromisos de llegar a cero emisiones netas en sus procesos y actividades hacia el año 2050 bajo la campaña Race To Zero. Cumplir con estas metas requiere grandes desafíos e inversiones que los gobiernos no pueden asumir en su totalidad, pero sí generar las condiciones para que el sector privado invierta en nuevas tecnologías más amigables con el medio ambiente.

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El desafío de Chile

Chile es el país de América Latina y el Caribe con mayor emisión de CO2 per cápita (4,8 toneladas métricas/per cápita), con emisiones que, de acuerdo a Climate Watch, más que duplican las de Brasil (2,1), Uruguay (1,9) y Perú (1,7), y más que triplican las de Colombia (1,6) y Paraguay (1,2), ubicándose a niveles próximos de países europeos industrializados como Reino Unido (5,2), Francia (4,5) y España (5,1). Además, Chile emite altos niveles de CO2 en relación tanto a su población, como a su producción. Una particularidad de Chile relacionado con la distribución sectorial de sus emisiones de CO2, es el importante peso de la minería. Junto con el transporte pesado, de larga distancia, y la producción de acero, representan una proporción significativa de la economía chilena y, debido a sus necesidades energéticas particulares, son difíciles de descarbonizar.

 

En el sector eléctrico, Chile ha logrado avanzar decididamente en la integración de energías renovables como la solar y eólica que en el 2008 representaban solo el 2,7% de la capacidad instalada para pasar a más de 37% en el 2023. Chile está entre los 5 países del mundo con mayor participación de la generación de energía solar en el sector eléctrico gracias sus políticas, planes y mecanismos regulatorios. Existen procesos productivos como la minería, la industria pesada y petroquímica (produciendo amoniaco) y la industria del transporte de carga pesada que son difíciles de electrificar debido a los requerimientos de alto calor, combustión y/o alta densidad energética. Por lo tanto, el hidrógeno es un combustible que puede descarbonizar dichas industrias y así desplazar combustibles fósiles.

La gran promesa verde: el hidrógeno producido con energías renovables

Al hidrógeno que se produce usando energías renovables se lo conoce como H2V, para diferenciarlo del gris generado a partir de combustibles fósiles. El H2V, puede ser una pieza clave para alcanzar cero emisiones netas ya que al reemplazar hidrocarburos permite eliminar emisiones relacionadas a la producción de fertilizantes, químicos, acero, minería, a la movilidad pesada, el transporte marítimo y la aviación, y puede facilitar la integración de electricidad renovable intermitente a la red eléctrica.

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Así, Chile posee ventajas naturales para la producción de H2V ya que el 60% de su costo lo cubre la energía renovable usada para producirlo, como lo es la radiación solar que, en el norte del país, es la más alta del planeta, o los vientos del extremo austral que soplan con la misma energía en tierra que en mar adentro. Un estudio de McKinsey & Company de 2019 indica que el H2V producido en Atacama y Magallanes tendría el costo de producción más bajo del mundo al 2030. Además, Chile se ha comprometido por ley a alcanzar la neutralidad de carbono para 2050. Actualmente, el 45% de la electricidad generada es renovable, y el marco regulatorio se orienta al cierre de las centrales de carbón y la expansión de producción de energía renovable, alcanzando una matriz eléctrica libre de carbono hacia 2050.

El Banco Interamericano de Desarrollo ha venido apoyando al país en el desarrollo de la industria del H2V desde sus distintas ventanillas, recientemente colaboró con la Corporación de Fomento de la Producción de Chile en la preparación del Programa de Apoyo al Desarrollo de la Industria del Hidrógeno Verde en Chile con el objetivo de contribuir al desarrollo de la cadena de valor del H2V y sus derivados en el país para así apoyar los esfuerzos de descarbonización de su economía.

 

¿Qué le puede interesar a la región sobre desarrollo de H2V en Chile?

Con el fin promover la inversión privada en proyectos de H2V y aumentar la oferta de insumos públicos enfocados en esta industria la región puede tomar en cuenta 5 puntos:

  1. Como todo sector emergente, el de H2V enfrenta un conjunto de riesgos comerciales y tecnológicos que dificultan el proceso de inversión privada para su desarrollo acelerado. El apoyo público con garantías y financiamiento es un buen instrumento para minimizar el efecto de estos riesgos en los cálculos de inversión privados.
  2. El desarrollo de la industria requiere condiciones habilitantes que van desde contar con bienes públicos complementarios que faciliten la formación de mercados, hasta minimizar las asimetrías de información en torno al H2V. Por ello, es importante que la política pública ponga el foco en estos insumos públicos faltantes.
  3. La formación de capital humano es fundamental para el funcionamiento de la industria por lo que se debe contar con incentivos para la formación de conocimiento técnico específico en diferentes niveles, apoyar la transición justa y otorgar oportunidades laborales decentes en el desarrollo de nuevos sectores y en el camino a la transición energética.
  4. El crecimiento de la industria demandará la provisión de un subconjunto de insumos públicos que son producidos a partir de mecanismos de colaboración público-privada. Esta es una gran oportunidad para implementar mecanismos de colaboración para resolver temas sectoriales.
  5. El crecimiento en la producción de H2V genera un incremento en demandas derivadas de bienes y servicios intermedios que atiendan tanto a la producción, como la logística y almacenamiento, e inclusive el consumo (ej. infraestructura de calidad y de pilotaje tecnológico). Para ello, requiere fortalecer el apoyo a los emprendimientos innovadores, en sus diferentes etapas de desarrollo, que ingresen a esta industria, y a las empresas incumbentes que se embarquen en proyectos de innovación que atiendan las necesidades de la nueva industria.

Si bien el camino del H2V en Chile todavía está empezando, sin duda sus múltiples aplicaciones constituirían una gran oportunidad para el país, aportando beneficios como nuevos empleos y formación de capital humano, además del fomento de la inversión en exportación de energía verde y al mismo tiempo la descarbonización del país.

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