Taxis voladores, drones y multicópteros sobrevolarán nuestras ciudades y los aviones que surcarán los cielos serán totalmente ecológicos, todo ello en menos de10 años. Al igual que ya ocurre en el transporte marítimo, ferroviario o por carretera, la industria aeronáutica lleva tiempo buscando formulas de reducir su huella contaminante y consolidar la tan deseada movilidad eléctrica.
Se barajan opciones que van desde el uso de grandes ventiladores con los que capturar CO2 que luego le permita compensar su balance de emisiones al uso de combustibles más sostenibles, energía solar o modelos eléctricos e hidrógeno. El equipo ZEROe de Airbus asegura haber dado un paso clave en ese último frente, el de la aviación eléctrica de hidrógeno y avanza ya sus planes de realizar una prueba de vuelo con un avión de pasajeros A380 en 2026.
La crisis climática está empujando al sector de la aviación a emplearse a fondo para conseguir aeronaves propulsadas con energías limpias. Tanto Airbus, el fabricante de aviones más grande del mundo, como las industrias emergentes, trabajan en el desarrollo de aeroplanos propulsados por hidrógeno o eléctricos que pongan fin a los daños que los combustibles fósiles están provocando al medioambiente.
Los pioneros aseguran que, en un par de décadas, los aviones que surcarán nuestros cielos serán totalmente ecológicos y que los desplazamientos urbanos por el aire con tecnología verde estarán listos en cinco o diez años. Alrededor de 300 equipos en todo el mundo trabajan para conseguir una aviación sin emisiones de CO2.
El exceso de viajes en avión y su huella ecológica
La demanda creciente de vuelos, en especial en Asia, donde se están construyendo grandes aeropuertos y las compañías no dejan de adquirir aviones, está priorizando el negocio y el crecimiento económico sobre las preocupaciones climáticas.
Según los expertos, dentro de 30 años, los aviones podrían causar cinco veces más daños que hoy, si seguimos utilizando los combustibles fósiles. De hecho, se estima que podrían representar el 22% de todas las emisiones de C02 y cada pasajero contribuiría significativamente reforzando esta cifra.
“Me siento culpable sabiendo que estoy quemando 40 litros de combustible cada hora”, confiesa Josef Kallo, exprofesor de la Universidad de Ulm y el primero en hacer volar un avión de hidrógeno.
La industria de la aviación promete que, para 2050, se volará de forma ecológica sin dañar el clima. Pero los ecologistas no son tan optimistas. Anne Kretschmar, junto a otros miembros de la organización Stay Grounded, han viajado al aeropuerto de Ginebra, uno de los más frecuentados por los jets privados para protestar contra estos vuelos.
Denuncian que un pasajero de un jet privado emite, al menos, catorce veces más emisiones de CO2 que uno de un avión comercial. “Creo que tenemos que cambiar nuestra forma de viajar y nuestra actitud al respecto”, afirma la activista mientras explica que hace años que ya no vuela y, además, le resulta inaceptable.
Los visionarios de Tesla lo vaticinaban, hoy el transporte aéreo eléctrico ya es una realidad
Ante esta problemática, los equipos de expertos en materia de aviación limpia se han puesto en marcha. El momento es crucial, estamos en medio de un cambio que revolucionará el transporte aéreo. En la carrera por crear aeroplanos sin emisiones se encuentra Ivo Boscarol, el pionero de la aviación que desde los 27 años vuela y construye aviones con pasión.
Su contribución a la aviación limpia viene de la mano de su Velis, el avión de aprendizaje que ya funciona y con el que los jóvenes pilotos entrenan sus primeros vuelos eléctricos. Con el Velis, la primera aeronave eléctrica propulsada por baterías autorizada en todo el mundo desde 2020, Boscarol demuestra que, además de ser pionero en esta tecnología, lo es también en la producción en serie del primer avión eléctrico del mundo.
“El vuelo eléctrico tiene el potencial de permanecer con nosotros durante los próximos siglos”, asegura Johannes Durschang, director de ventas de la empresa de baterías personalizadas para la industria de la aviación, CustomCells.
El tiempo apremia y los ingenieros estudian y prueban las posibles soluciones a los problemas de autonomía de las baterías y de resistencia de las cabinas de los aviones para los vuelos comerciales eléctricos.
La tecnología está mucho más avanzada en lo que se refiere a los aviones eléctricos para 4 o 5 pasajeros. Klaus Roewe es el director ejecutivo de Lilium, una empresa emergente que pretende redefinir los vuelos regionales y tener un impacto global. “Hoy, volar está un poco estigmatizado, es ruidoso, poco respetuoso con el medioambiente y, a menudo, se considera solo para ricos”, explica.
El Lilium Jet viene a poner fin a esta perspectiva. Podrá volar hasta 200 Km y despegar verticalmente, por lo que no se necesitarán aeropuertos.
Se espera que, a lo largo de esta década, taxis aéreos impulsados por hélices hagan el trayecto entre Manhattan y la estatua de la Libertad. Funcionarán con baterías, serán silenciosos y no producirán emisiones.
En Japón, está previsto que la empresa emergente Skydrive, en colaboración con la europea Volocopter y la china EHang, despliegue taxis voladores eléctricos durante la próxima Exposición Universal en Osaka del próximo año.
Estos multicópteros, adaptados a las megaciudades asiáticas podrían estar aprobados en 2026, estiman los expertos. “Hay algunos países, sobre todo en la región Asia-Pacífico, que parecen mercados muy prometedores”, señala Andreas Perotti de EHang Europa.
Hidrógeno líquido, lo ‘ecológico’ al poder
Josef Kallo es actualmente director y cofundador de la empresa emergente alemana H2FLY. Junto a su equipo, se ha esforzado por aprovechar el potencial del hidrógeno y las soluciones que permite. Y así lo hicieron.
El pasado verano, el HY4, un avión propulsado por hidrógeno líquido, despegaba del aeropuerto de la ciudad eslovena de Máribor y volaba durante tres horas, sin ruido ni vibraciones.
Ahora, del HY4 se espera que alcance una autonomía de unos 1.500 km, diez veces más que los pequeños aviones eléctricos propulsados por baterías que existen en la actualidad. “El hidrógeno está en el centro de la descarbonización de la aviación”, revela el vicepresidente de la tecnología cero emisiones de Airbus, Glen Llewellyn.
Para impulsar la aviación sostenible, el gigante aeronáutico Airbus ha reactivado en Toulouse a un famoso veterano: el prototipo del A380, el avión de pasajeros más grande del mundo. “Ahora nuestro plan es coger este avión y modificarlo para convertirlo en un laboratorio de vuelo de propulsión por hidrógeno”, indica Llewellyn. El objetivo es hacer un vuelo de demostración en 2026. Para ello, Airbus está invirtiendo grandes sumas en la propulsión por hidrógeno.
Entre sus pretensiones destaca la de transportar 200 pasajeros en vuelos de medio alcance de hasta 4.000 km, en aviones de diseño de ala volante, similares al bombardero B2, cuya forma lo hace invisible a los radares. Y sería ahí, en las alas, donde se equiparía para transportar a los pasajeros. El primer lanzamiento está previsto para 2035.
El futuro próximo de la aviación limpia ya ha comenzado. «Siempre se sobreestima lo que podemos conseguir en un año, pero siempre se subestima lo que podemos conseguir en diez años», afirma el pionero esloveno de 74 años, Ivo Boscarol.
Los avances son imparables y, como dice Pawel Adamczuk, piloto de uno de los aviones de hidrógeno que ya vuelan sobre nosotros, “el cielo es el límite”.