Un reciente informe revela que la protección a los océanos apenas ha aumentado un 0.5 % desde que en 2022 se firmó el Marco Mundial de Biodiversidad Kunming Montreal, cuya ‘fecha de caducidad’ es 2030. A ese ritmo, del 30% propuesto apenas se alcanzará un 9.8 de protección del área marina global.
Superar la crisis de biodiversidad es imposible si no se tiene en cuenta a los océanos. Restaurar y proteger el 30 % del mar y los océanos, combatir la contaminación plástica y reducir al mínimo los efectos del cambio climático y la acidificación de los océanos en la diversidad biológica son tareas que están presentes en las metas 2, 3, 7 y 8 del Marco Mundial de Biodiversidad Kunming Montreal.
Los avances que se han tenido en estos temas se valoran durante la Conferencia de las Partes (COP16), del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB), que se realiza en esta ciudad colombiana.
Maximiliano Bello, consultor en políticas oceánicas internacionales y quien durante más de dos décadas ha trabajado con diversas organizaciones ambientales, comenta que en cuanto a las metas de protección del 30 % hay noticias buenas y otras no tanto.
La negativa es que, según dice, el planeta está muy lejos de alcanzar esa meta: “Acordémonos que es la protección del 30 % del océano en su totalidad, no solo lo que le corresponde a cada uno de los países [las primeras 200 millas náuticas]”.
La positiva es que Latinoamérica lidera la protección oceánica, sobrepasando en muchos casos el 30 %. Chile va en un 45 % y Panamá tiene el 54 % de sus mares y océanos protegidos. Además, hace solo un par de semanas Panamá creó una nueva área marina protegida. Sin embargo, Bello insiste en que falta avanzar más rápido.
El informe ¿En camino o fuera de curso?, publicado días antes de que iniciara la COP16 por varias organizaciones no gubernamentales internacionales, revela que solo el 2.8 % del océano se evalúa como probablemente protegido de manera efectiva. Otra cifra preocupante es que solo el 8.3 % del océano está designado como Áreas Marinas Protegidas (AMP), y la mayoría de ellas son de “papel” o están pobremente reguladas.
Además, el reporte advierte que la definición amplia de AMP se aplica de manera inconsistente por los países, dejando margen para el “lavado azul”, ya que muchas AMP permiten la continuidad de actividades que son incompatibles con la conservación efectiva de la biodiversidad, como la pesca a escala industrial y métodos de pesca perjudiciales para la fauna marina, la extracción de petróleo y gas, la minería, el dragado y el vertido de sustancias.
El objetivo 30×30 del Marco Mundial Kunming Montreal es el compromiso de conservación más ambicioso jamás alcanzado, sin embargo, dicen las organizaciones en su informe que el área marina global bajo alguna forma de protección ha aumentado sólo un 0.5 % desde el 2022 “y a ese ritmo de progreso, sólo el 9.7 % del océano estará protegido para 2030”.
Beth Pike, directora del Atlas de Protección Marina en el Instituto de Conservación Marina, asegura que “la calidad continúa rezagada respecto a la cantidad: menos del 3 % de las áreas marinas están verdaderamente protegidas. La brecha entre compromiso y acción es enorme, y sin protección urgente y significativa, el objetivo 30×30 seguirá sin alcanzarse. Es el momento de convertir los compromisos en un cambio real y significativo ahora, porque nuestro océano no puede esperar”.
Jason Schatz, director de Tecnología de SkyTruth, una organización sin fines de lucro dedicada a la tecnología de conservación y coautora del informe, comenta que “es vital que los datos del 30×30 sean accesibles, transparentes y fáciles de usar, para que todos los interesados puedan ver claramente hasta dónde hemos llegado y cómo acelerar el impulso hacia la protección de la biodiversidad mundial. Cuando todos tienen acceso a la misma información, podemos tomar decisiones colectivas sobre cómo avanzar de una manera inclusiva y efectiva”.
El informe ¿En camino o fuera de curso? También revela que solo 14 países han designado más del 30 % de sus aguas como áreas protegidas. El punto crucial para los investigadores es que la mayoría de esas declaraciones no contiene estudios sólidos que revelen que esa protección es efectiva y que, lo que pretenden conservar, efectivamente esté siendo protegido.
Océanos y financiación
Un tema que los expertos esperan que esté presente en esta segunda semana de negociaciones de la COP16 es el avance en la ratificación del Tratado sobre la Diversidad Biológica en Alta Mar, un acuerdo internacional que tiene como objetivo la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad marina en las áreas más allá de las jurisdicciones nacionales [200 millas náuticas], es decir, en aguas internacionales. Este tratado es importante porque las zonas de alta mar constituyen aproximadamente el 64 % del océano.
Maximiliano Bello comenta que para que este acuerdo internacional entre en vigor, al menos 60 países deben ratificarlo. “Actualmente, tenemos alrededor de 14 países. Con la ratificación vamos a tener la posibilidad de crear áreas marinas en alta mar. Muchos países vienen a la COP16 a contar que están próximos a ratificar el tratado”.
El tema de financiamiento para océanos también es motivo de debate. Bello dice que muchas de las naciones en vía de desarrollo vienen a las COP con el discurso de cómo van a pagar por el funcionamiento de las nuevas áreas protegidas.
El experto asegura que los países tienen forma de pagarlo: “Hay dinero, porque esos subsidios que están puestos en actividades extractivas, en el fondo podríamos usarlos para proteger e, incluso, para generar recursos para comunidades locales” y añade que “tenemos que transformar esos dineros que hoy día están ayudando a destruir la biodiversidad, en dineros que van a apoyar a comunidades y a proyectos en áreas protegidas que nos dan oxígeno y alimento”.
Por su parte, Juan Pablo Caldas, director de Sostenibilidad de recursos marinos y pesqueros de Conservación Internacional Colombia, asegura que es importante que reflexionemos sobre los alcances de los mecanismos financieros, que no solo se enfoquen en el cumplimiento de las metas de biodiversidad, sino que, a su vez, se concentren en promover una justicia social y ambiental.
“Esto, sobre todo, teniendo en cuenta que las comunidades más vulnerables se encuentran en los lugares más biodiversos”. En la COP16 se hizo un anuncio que puede impulsar que el sector privado y financiero también se vincule más con los temas de financiamiento de los océanos.
Las organizaciones Arcadia, Becht Foundation, Bezos Earth Fund, Bloomberg Philanthropies, Blue Action Fund, Blue Nature Alliance, Gordon and Betty Moore Foundation, Oceans 5, Paul M Angell Family Foundation, Schmidt Ocean Institute y Vere Initiatives anunciaron un compromiso de 51.7 millones de dólares para acelerar el desarrollo de AMP de alta calidad en alta mar.
La nueva financiación se considera como el mayor compromiso de la filantropía privada con el objetivo de proteger los océanos hasta la fecha. La misma también apoyará la creación de un consenso internacional que vigile y gestione los procesos de gobernanza necesarios que garanticen la rápida adopción de las AMP de alta mar.
Antonio José Paz Cardona – Mongabay