Aguas Andinas y el suministro: «No podemos decir que esta es una situación tranquila y quedarnos aquí. No es estable desde el punto de vista social ni técnico»

El gerente general de la sanitaria, Daniel Tugues, fue gráfico al advertir que los últimos años el tema de la sequía se ha estado “aguantado con alfileres” y es necesario tomar decisiones importantes para hacer lo que corresponde y enfrentar los próximos años sin impacto en las personas.

El gerente general de Aguas Andinas, Daniel Tugues, es ingeniero de caminos, canales y puertos de la Universidad Politécnica de Cataluña, MBA de IESE Business School y máster en gestión integral del agua (Agbar-UPC). Tiene 20 años de experiencia en el sector de infraestructuras ambientales, tanto de agua y saneamiento como de reciclaje y recuperación de residuos.

El tema le apasiona y se nota cuando habla de la cruzada por la «adaptación» que lidera la compañía de capitales franceses (Grupo Veolia) en el país. «Adaptar es cómo evitamos que el cambio climático nos golpee a nuestro estilo de vida», dice de entrada en el encuentro «Economía de la Acción Climática: negocios sostenibles y de impacto», organizado por el Instituto de Directores.

Lo primero que explica es que Chile es uno de los pocos países del mundo donde se puede tomar agua de la llave. ¿En Latinoamérica? Chile y Costa Rica. En el mundo, Europa, Estados Unidos, Australia, Japón y poco más. Si se trata de saneamiento, añade, el país está incluso mejor que buena parte de Europa y Estados Unidos.  En Chile, un litro de agua de llave tiene un valor de $1. En el comercio, grafica, $1.000. «El que no la tiene potable, la paga a otro precio y lo que quiero que se entienda  es que no hay que darlo por supuesto», dice el ejecutivo catalán al referirse que la crisis climática tiene en riesgo el suministro.

«Lo que nos va a doler del cambio climático, donde lo vamos a sentir primero, es a través del agua. Y está pasando ya, con racionamientos en Montevideo, Bogotá y Quito. No es un tema teórico, está pasando en grandes urbes (…) Lo que nos puede pasar es  gigantesco. La dirección está clarísima. Eso va a la baja», precisa.

Lo que pasa aquí

¿Por qué no ha pasado en Chile, pese a ser uno de los países más afectados por el cambio climático? Según Tugues las explicaciones son varias. «Una la ha hecho la ciudadanía, advirtió que esto podía ser grave y  respondió. En la Región Metropolitana el consumo cayó un 8%. Hay muchas cosas que también hizo la compañía en términos de obras de emergencia y demás. Invertimos alrededor de US $150 millones para reforzar con obras. Se generó un convenio con los canalistas de la primera sección del río Maipo para transferir agua a la ciudad y poderla sostener sin racionamiento».

Tugues fue claro al advertir que los últimos años «nos faltó un tercio del agua. De cada tres litros que nos pedía la ciudadanía, uno no lo teníamos y lo conseguimos con este convenio. Por lo tanto, el tema de la sequía está aguantado con alfileres. No podemos decir que esto es una situación tranquila y no nos podemos quedar aquí. No es una situación absolutamente estable desde el punto de vista social ni técnico».

El ejecutivo es enfático en señalar que además de la sequía, la empresa también sufre con eventos extremos como la turbiedad extrema en los cauces del río que abastecen a la ciudad, que ocurre por lluvias en zonas que antes nevaba, por ejemplo, y aunque las plantas están diseñadas para tratarla, tiene un límite. En la década del 90 hubo tres eventos de ese tipo; en 2000, 9 y al 2010, 45. Esta década, podría terminar con alrededor de 100.

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«Por lo tanto, eventos cada vez más frecuentes y cada vez más fuertes. El estándar que  tenemoshoy en la Región Metropolitana, después de mucho esfuerzo, es 37 horas de autonomía. Cuando estos eventos se dan, se cierran las plantas y podemos aguantar 37 horas de suministro a la ciudad. Hemos pasado 3 eventos en estos últimos años, del 2020 hasta acá, de más de 80 horas. Lo hemos aguantado, pero ¿cómo? Como el que va en un autito  de estos de ciudad, de noche, sin faros, a 200 kilómetros por hora, por una carretera rural con baches y mal iluminada. Llegamos al otro lado, pero de verdad, no es una condición en la que uno quiera confiar. Estas cosas se pueden solucionar», sentencia.

Según Tugues  el problema está, la institucional para resolverlo también, hay que aplicarla, lo que requiere de compromiso, de políticas públicas y de visión a largo plazo.  Tomar las decisiones que hay que tomar para hacer lo que hay que hacer y sostenerlas en el tiempo, dice. Lo grafica de este modo: Se invirtieron US $1.200 millones para alcanzar el plan de saneamiento de Santiago lo que se logró en un periodo récord de 12 años, «fue una decisión país y hoy no encuentras a nadie que se arrepienta de haberlo hecho. Hoy tenemos el mismo tipo de decisión. El reto ya no es saneamiento, si no adaptación al cambio climático, pero estamos en la misma disyuntiva. Debemos tomar las decisiones que hay que tomar . Todavía estamos a tiempo».

El ejecutivo insistió en que «hay incertidumbre en el cuándo, no en el qué debemos hacer, porque las soluciones están (…) Es el momento de tomar decisiones, si no lo hacemos, va a pasar lo que tiene que pasar (…) Los costos de no hacer nada, en términos de cambio climático y agua en Chile, son de unos US $50.000 millones, 15% del PIB. Bueno, yo creo que por mucho menos que eso, tenemos soluciones que podemos desplegar para estar preparados en materia hídrica».

Biociudad

En 2023 Aguas Andinas dio a conocer su proyecto Biociudad , que tiene un menú de soluciones en cinco aspectos que, según Tugues «juntas nos permiten dar el paso que necesitamos para volver a ponernos  por delante del cambio climático y andar tranquilos en lo que es el suministro de agua a Santiago».

Se trata de una inversión de US $1.000 millones, en ámbitos como resiliencia, una conexión directa del embalse El Yeso y su agua cristalina con las grandes plantas de producción de agua potable, de manera que en un evento de turbiedad se pueda traer directamente, evitando el paso por el río.  «Entonces dejar de contabilizar la autonomía en horas y poder pasar a días o incluso semanas», explica. Plantea que se debe aprovechar también el saneamiento de aguas, “que es mucho más económico que la desalación para el caso de Santiago. Ya tenemos un estudio de impacto ambiental en curso para la iniciativa de reúso de aguas depuradas en las Biofactorías. Ojalá lo podamos presentar en breve», precisó.

Agregó que también se consideran soluciones basadas en la naturaleza, como infiltración artificial, con recarga de las napas y uso responsable.

Fuente: ESGHoy