Según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), los microplásticos se definen como pequeñas partículas y fibras de plástico. Y si bien no tienen un tamaño determinado, se suele hablar de ellos cuando las partículas del mismo tienen un diámetro menor a 5 mm.
Frente a esta definición, se nos presenta otra duda legítima, ¿qué es un plástico? Según la GESAMP (Grupo Mixto de Expertos sobre los Aspectos Científico de la Protección del Medio Marino), el término plástico describe una amplia gama de materiales creados a bases de polímeros. Unas sustancias que se derivan directamente del petróleo.
Estos polímeros, a su vez, se mezclarán con diferentes aditivos atendiendo a los requerimientos finales de dicho material. La producción mundial de plásticos se basa en cinco de ellos: el polietileno, el polipropileno, el policloruro de vinilo, el poliestireno y el tereftalato de polietileno.
Origen de los microplásticos
- Fragmentación de materiales mayores debido a agentes externos como: el poder oxidante de la atmósfera, las radiaciones ultravioletas y la fuerza mecánica de la acción de las olas.
- Productos diversos de uso humanos: como cosméticos, pinturas plásticas, limpiadores abrasivos, productos de limpieza industrial.
- Degradación de neumáticos y campos deportivos artificiales.
- Pérdidas en la cadena de producción y transformación de granza.
La FAO clasifica los microplásticos provenientes de estas fuentes en dos tipos: microplásticos primarios y secundarios.
- Los microplásticos primarios son aquellos que fabrican de forma intencionada con dicho tamaño como puedan ser: granulados, polvos y abrasivos domésticos e industriales.
- Los microplásticos secundarios son aquellos que provienen de la degradación de plásticos de mayor tamaño. Estos pueden originarse fragmentaciones que produzcan microplásticos (bolsas de plástico, materiales de embalaje, …) o bien por emisiones de microplásticos durante el transporte terrestre (como la abrasión de los neumáticos en uso).
Consecuencias ambientales
Actualmente, se conoce que más de 220 especies ingieren microplásticos en ambientes acuáticos. Estos ambientes son: la superficie marina, la columna de agua, el bentos, los estuarios, las playas y las instalaciones de acuicultura. De las 220 especies, el 55% son especies que tienen importancia comercial, es decir: mejillones, ostras, almejas, cigalas, etc.
Hasta la fecha tan solo se han observado restos de microplásticos en el tracto digestivo de dichas especies, sin embargo, hay un conocimiento limitado de cómo estos les pueden afectar a nivel poblacional. Además, se ha ensayado en laboratorios los efectos nocivos de estas sustancias con una exposición mayor y de forma crónica en estas especies acuáticas. Bajo estas condiciones las especies disminuyen su fecundidad, supervivencia larvaria y desarrollo.
En lo referente a los humanos, se ha observado que los microplásticos están presentes en diferentes alimentos como puedan ser la cerveza, la miel o la sal de mesa. Un campo especialmente estudiado es el de la presencia de microplásticos en mariscos, puesto que se tratan de organismos filtradores. Son estos organismos, junto con especies de pequeños peces, los que actualmente preocupan especialmente a la sociedad, ya que se consumen enteros sin eliminar los intestinos.
En los seres humanos se ha comprobado que los microplásticos ya han llegado al torrente sanguíneo. De hecho, se ha verificado su presencia en las placas ateroscleróticas o ateromas, que disminuyen el grosor de las arterias. Y constituyen una de las principales causas de afecciones cardiacas. También se los ha encontrado en todo el aparato digestivo, el excretor y el respiratorio.
Los microplásticos en el futuro ¿Qué debemos hacer?
Actualmente, se estima que la contaminación por microplásticos tenderá a aumentar en los próximos años. Es, por tanto, una necesidad inmediata elaborar las siguientes acciones:
- Limitar las fuentes y descargas de microplásticos en el ambiente marino.
- Ofrecer alternativas al uso de plásticos cuando sea posible.
- Eliminar los desechos plásticos del medio ambiente marino.
- Cambiar las prácticas de pesca para minimizar los riegos de pérdida y rotura.
- Desarrollar nuevas técnicas de monitoreo e investigación de dicha problemática.