WhatsApp, Facebook e Instagram son consumidores intensivos de agua

WhatsApp, Facebook e Instagram son consumidores intensivos de agua

España se ha convertido en la meca de los centros de datos. Los gigantes tecnológicos de Silicon Valley han elegido nuestro país para llevar a cabo un acelerado desembarco de unas infraestructuras esenciales en este mundo hiperconectado, y que lo serán aún más con el crecimiento de la inteligencia artificial (IA).

Las administraciones locales, autonómicas y el Gobierno han dado una calurosa bienvenida a Amazon, Microsoft o Meta ―la matriz de WhatsApp, Facebook e Instagram― ante sus planes de instalar estos centros de España. Pero en una época en la que el agua no abunda ―y el cambio climático hará más frecuentes las sequías―, crece la preocupación por el elevado consumo de estos complejos.

El problema no es que gasten energía y agua, sino que el tamaño de estos centros hiperescala es gigantesco, descomunal, respecto a las otras cosas que conocíamos. Son macrogranjas de datos.

Más centros, más grandes, y con más consumo en la España de las sequías

Si bien los centros de datos ―la infraestructura física donde se almacena la información digital de empresas y usuarios― llevan muchos años existiendo en las sedes de las grandes compañías o administraciones públicas, el aumento exponencial de estos datos, en lo que ya se conoce como era del Big Data, ha llevado a que sean necesarios enormes centros, separados físicamente de estas empresas, en los que cientos de ordenadores funcionen permanentemente para permitir que internet siga funcionando. Detrás de este incremento no está solo la IA, sino sobre todo la digitalización de nuestras vidas, que después de la pandemia se ha acentuado.

Algo tan simple como un correo electrónico pasa por un centro de datos entre que lo enviamos y lo recibe otra persona, y la crisis del coronavirus ha disparado el uso de herramientas digitales como las videollamadas. Pero la nube por la que circulan estos datos no es algo etéreo.

Un centro de datos no es una nube, sino una nave. Una nave de cemento con muchísimos ordenadores dentro. Y cuando tú tienes muchos ordenadores metidos en una sola habitación, la temperatura aumenta y para disipar ese calor, lo que se hace es poner aires acondicionados o refrigerar mediante un agua que escasea.

Aire acondicionado, un consumo de agua a raudales

Las empresas han optado por la segunda vía, la del agua, porque “es mucho más barata” que la electricidad para hacer funcionar estos aires acondicionados. No hay datos exactos de cuánto líquido necesita una instalación, pero una investigación de 2021 publicada en la revista Nature hallaba que un centro de tamaño mediano (15MW) usa tanta agua como tres hospitales o dos campos de golf.

Por ponerlo en perspectiva, los tres centros de Amazon en Aragón llegarán a tener una capacidad de 300MW en total en la próxima década. Y aunque cada vez recurren a más agua reutilizada, cerca de la mitad de la que usan es potable.

Su uso de agua puede ser bastante significativo en determinadas zonas donde los recursos hídricos ahora mismo ya son escasos. Aunque comparado con otros grandes consumidores de agua, como el regadío, representa un porcentaje pequeño, es otro consumo más que se suma a la explotación de nuestros cada vez más esquilmados recursos hídricos.

El despliegue millonario de Amazon, Meta o Microsoft

El primero en desembarcar en España ha sido Amazon. Este gigante abrió en 2022 tres centros de datos en Aragón y solo dos años después, en mayo de 2024, ha anunciado que los ampliará y creará un cuarto para crear una gran red de centros en la comunidad. La inversión actual, de 15.700 millones de euros, hace palidecer cualquier otra de una tecnológica en España, y fue calificada por el presidente de la comunidad, Jorge Azcón, como la mayor en la historia de Aragón.

La compañía de Jeff Bezos no ha desvelado cuánta agua consumen estos centros. Durante la presentación de la ampliación, eso sí, se comprometieron a “devolver más” agua de la que usan con inversiones para evitar fugas en los sistemas de abastecimiento de los municipios en los que se ubican.

También Microsoft ha elegido España. En febrero, la tecnológica fundada por Bill Gates anunció una inversión de 2.100 millones de dólares en los próximos dos años para infraestructuras de inteligencia artificial, entre ellas una “región cloud [nube, en inglés] de centros de datos” en la Comunidad de Madrid, y un campus de centros de datos en Aragón. El acuerdo fue refrendado al más alto nivel por el presidente de la compañía, Brad Smith, y el jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez.

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A la fiesta se ha sumado Meta, que el pasado año anunció su intención de construir un gran centro de datos en Talavera de la Reina, Toledo. La decisión también ha sido celebrada por la Junta presidida por Emiliano García Page. Allí, la empresa fundada por Mark Zukerberg, ha señalado en el informe de impacto ambiental que consumirá 500.000 metros cúbicos de agua al año (500 millones de litros), una reducción del 24% respecto al plan inicial, aunque supondrá en todo caso un 8% del consumo de agua de la ciudad.

Y otras tecnológicas como Oracle o IBM también han anunciado inversiones para construir infraestructuras en España. También preguntada la compañía no ha dado más detalles del uso de agua, aunque sobre el consumo eléctrico, tanto esta tecnológica como Amazon han defendido que sus centros de datos usarán una energía 100% renovable.

¿Porqué WhatsApp, Facebook e Instagram se instalan en España?

Detrás de la decisión de instalarse en nuestro país hay muchos factores. Según las tecnológicas, influye en gran medida la potencia renovable de España ―las energías renovables ya suponen más del 50% de la energía eléctrica en nuestro país―, que hace que los precios de la electricidad sean más bajos. También es relevante la posición geográfica, con la Península Ibérica situada estratégicamente en un punto en lo que llegan los cables submarinos que hacen que funcione internet, así como la saturación de otros puntos de Europa que vivieron una primera oleada de instalación de estas infraestructuras, como Irlanda, Países Bajos o Alemania, y donde la red eléctrica ya se encuentra saturada.

Están entrando masivamente en zonas despobladas de la España vaciada porque se lo permiten. Un alcalde lo que quiere es decir mi zona va a tener trabajo y esa es una narrativa absolutamente falsa, asegura, ya que estos centros no son fábricas y tienen muy poca mano de obra.

No es oro todo lo que reluce

Antes de desembarcar en España, el despliegue de los centros en otras latitudes no ha estado exento de polémica. Polémicas por el uso del agua y energía han llevado al Gobierno neerlandés y al Ayuntamiento de Ámsterdam a imponer varias moratorias desde 2019, con la última en vigor en la ciudad desde finales de 2023. El enorme consumo de electricidad también llevó a Singapur a imponer una moratoria entre 2019 y 2022, ya que los centros de datos usaban el 7% de la electricidad del país. En Irlanda este porcentaje sube hasta el 18%, el equivalente a 1,5 millones de hogares, por lo que asociaciones locales también reclaman una moratoria.

Mientras, en un Uruguay azotado por la sequía la población recibió con indignación el plan de Google de construir un gran centro de datos en el sur del país. Solo una demanda judicial permitió conocer el consumo previsto: 7,6 millones de litros de agua al día, el equivalente al consumo doméstico diario de 55.000 personas. Y en Londres, la compañía que gestiona el agua ya advirtió el verano pasado que se planteaba imponer restricciones al uso de agua de los centros de datos, incluyendo una posible subida de precios.

¿Vale la pena este estratosférico consumo de agua para enviar «memes de perritos»?

Ante esta creciente polémica piden a las empresas que ofrezcan “más información a la ciudadanía” para hacer evidente que la nube no es tal, sino que tiene una importante infraestructura con un gran consumo detrás, así como que los gobiernos impongan una mayor regulación, en la que se evalúe el impacto real en el consumo de agua y electricidad.

No estamos en contra de los centros de datos, yo dependo de ellos porque mi trabajo es completamente digital, pero sí que tenemos que pensar en qué recursos digitales son necesarios y cuáles no. El ejemplo del uso de plataformas como TikTok.

¿Dejamos de enviar memes de perritos porque esto consume mucha agua y mucha electricidad? Ahí hay un debate que como sociedad debemos solucionar, plantear, y cuestionar también la necesidad de otros usos con un importante consumo, como el metaverso impulsado por Zuckerberg, y que se barajó como uno de los posibles beneficiarios del centro de Meta en Talavera.

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