- Chile tiene ya una ambiciosa meta para descarbonizar su matriz energética. El presidente Boric anunció en su cuenta pública que redoblará los esfuerzos por acelerar el proceso.
Hace seis años, Chile marcó un hito al comprometerse con una matriz energética libre de carbón para 2040. Fue el entonces Presidente Sebastián Piñera quien dio el puntapié inicial al Plan de Descarbonización, abriendo un nuevo capítulo en la política energética del país. Hoy, a medio camino de esa meta, el panorama es complejo. Sin embargo, lejos de retroceder, el Gobierno ha decidido redoblar la apuesta.
Tal como anticipó el ministro de Hacienda, Mario Marcel, el Presidente Gabriel Boric anunció en su última Cuenta Pública el ingreso de un proyecto de ley para acelerar la descarbonización. El objetivo: cerrar todas las termoeléctricas a carbón al año 2035 o incluso antes, adelantando cinco años la meta inicial.
La decisión no solo busca responder a los compromisos internacionales y al desafío climático. También se plantea como una estrategia para impulsar el desarrollo económico y aliviar el costo de la vida. “La inversión privada, el desarrollo económico, el bolsillo de las familias y el cuidado del medio ambiente confluyen y no compiten”, afirmó el Mandatario, delineando una hoja de ruta donde la sostenibilidad energética va de la mano con el bienestar social.
El anuncio recoge el legado iniciado en 2019 por el gobierno anterior, pero reconoce los obstáculos actuales. “Esa meta se ve difícil de cumplir bajo las condiciones actuales, pero con convicción, con responsabilidad, recogiendo lo trabajado por los gobiernos anteriores, este desafío también nos abre una oportunidad”, sostuvo Boric.
El nuevo enfoque apunta a destrabar inversiones, agilizar permisos y viabilizar proyectos de generación limpia y transmisión eléctrica. La clave está en habilitar la infraestructura necesaria para reemplazar el carbón sin comprometer la seguridad del sistema.
En ese contexto, la apuesta por el hidrógeno verde cobra especial relevancia. Chile ya cuenta con más de 70 proyectos en distintas etapas de desarrollo, concentrados en regiones como Antofagasta y Magallanes, donde la disponibilidad de energías renovables permite producir este combustible a costos competitivos. Estas iniciativas no solo buscan reducir emisiones, sino también posicionar al país como potencia exportadora de energías limpias, generando empleo y fomentando un desarrollo económico sostenible.
Durante el segundo semestre, el Ejecutivo ingresará el proyecto de ley que formaliza esta nueva hoja de ruta que busca cerrar definitivamente las centrales a carbón antes de 2040, idealmente hacia 2035, siempre que existan las condiciones técnicas e institucionales necesarias.
Los expertos coinciden en que uno de los mayores desafíos sigue siendo garantizar una transición ordenada y segura, capaz de mantener el suministro eléctrico a todos los usuarios. Para lograrlo, será fundamental integrar sistemas de almacenamiento de energía que compensen la intermitencia de las fuentes renovables y reduzcan los vertimientos.
Chile no parte desde cero. En la última década, las energías renovables no convencionales —como la solar y la eólica— han crecido con fuerza, posicionando al país como referente regional. Solo en abril de este año, por ejemplo, estas dos fuentes de generación renovable representaron un 34% de la generación de energía en el Sistema Eléctrico Nacional. Pero ese liderazgo ahora exige ir más allá.
El proyecto de descarbonización acelerada apunta precisamente en esa dirección: remover trabas regulatorias, fomentar nuevas tecnologías y promover una planificación energética alineada con las metas climáticas. Si el país logra avanzar con decisión, podría liderar una de las transiciones energéticas más ambiciosas del mundo en desarrollo.